Millonarias inversiones mineras opacan estrategia minera de Bolivia
15 nov 2010
Por: Jorge Lazzo Valera
Las millonarias inversiones propuestas por países vecinos como Chile, Brasil y Perú opacan la débil Estrategia Nacional de Industrialización de los Recursos Evaporíticos propuesta por el Gobierno del Estado Plurinacional de Bolivia para encarar “por sus propios medios” el proceso de explotación hasta la industrialización del carbonato de litio en el salar de Uyuni.
La referida estrategia es parte de la política nacional de “reactivación de la minería” que además establece la reversión de las concesiones mineras, que hasta el mes de diciembre deben migrar a contratos de arrendamiento, situación que pone en riesgo la continuidad de las operaciones productivas de la minería chica, mediana y cooperativizada.
Eso demuestra que el Gobierno boliviano lejos de diseñar una política minera coherente y acorde al ritmo internacional de inversiones para generar empleos y riqueza para todos los bolivianos, todavía piensa en la vieja estructura económica de la ex Unión Soviética, pretendiendo aplicar un modelo económico doméstico que incluso ahora Cuba busca su reformulación para tener un sistema socialista más eficiente para atraer inversión extranjera.
La vieja estructura económica socialista, sólo puede caber en la anquilosada propuesta de las actuales autoridades de gobierno, que luchan por tener una economía estatal, sin pensar que todos los sistemas evolucionan y deben renovarse, puesto que el sistema socialista instalado hace medio siglo por el ex presidente Fidel Castro ya no tiene vigencia ni siquiera en Cuba. Este hecho debe motivar un cambio de actitud en el Ministerio de Minería y para ello basta tomar en cuenta este ejemplo.
Mientras el Gobierno de Bolivia usará las reservas económicas del Banco Central de Bolivia (BCB) a través de un crédito de 120 millones de dólares para potenciar el proyecto de explotación de los recursos evaporíticos del salar de Uyuni, el Brasil prevé inversiones mineras de al menos 60.000 millones de dólares para los próximos 5 a 10 años y se estima que Chile invertirá entre 30.000 y 40.000 millones de dólares al igual que el Perú que otorga especial apoyo a su minería. En Bolivia se apuesta por un mínimo desarrollo productivo y el cierre de los pocos proyectos mineros existentes.
El desarrollo de la minería boliviana no tiene una estrategia bien concertada porque se quiere aplicar una política estatista de control de la producción, mientras nuestros vecinos apuestan por los denominados “mega proyectos” para potenciar su economía y garantizar la generación de fuentes de empleo, lejos de buscar una confiscación de las propiedades mineras que obligarán al cierre de las minas en Bolivia.
El presupuesto asignado por el BCB resultante de un crédito interno por 120 millones de dólares para la gestión 2011 para el proyecto del litio, quiere poner en práctica un nuevo rol en el modelo económico social productivo del Estado, a través de créditos a proyectos estratégicos del Gobierno, así para reactivar la Fundición de Karachipampa que requiere otros 17 millones de dólares y un capital de operaciones de 30 millones de dólares para la compra y venta de minerales, lo que demuestra que no hay una política minera coherente en el país, puesto que se consignan esas inversiones en el Plan Nacional de Desarrollo.
A esto se suma la buena intención de construir una planta hidrometalúrgica de zinc que requiere una inversión de 200 millones de dólares y cuya licitación fue lanzada. Sin embargo la ley aprobada en anterior legislatura establece que el Gobierno tiene que construir dos fundiciones de zinc, en Oruro y Potosí, para cubrir la demanda de los productores mineros de ambas regiones.
Si no se actúa con responsabilidad y asume acciones urgentes destinadas a encarar una política minera que garantice la continuidad de las operaciones productiva y además otorgue seguridad jurídica para atraer nuevas inversiones extranjeras, podríamos quedar al margen del nuevo boom minero que motiva millonarias inversiones pocas veces vistas en países vecinos, que han decidido asumir el desafío de crear una estructura de costos competitiva y estable.
Es así que ahora también debemos preocuparnos de concretar las inversiones comprometidas en Huanuni, principal centro productor de estaño boliviano y además lograr la transformación tecnológica en la Fundición de Vinto con la instalación del nuevo horno Ausmelt que tiene demora en el inicio de construcción de las obras civiles por “problemas internos” en la fundidora nacional que no se justifican.
Asumir el desafío de encarar la nueva minería con responsabilidad e inteligencia, permitirá aprovechar el buen ciclo de precios que fija el mercado internacional, lejos de actitudes paternalistas y acciones estatistas trasnochadas, porque después de la baja de cotizaciones a nivel mundial que provocó una reducción de ingresos en 26% el 2009, ahora los precios de los minerales comenzaron a recuperarse y esa coyuntura debemos aprovecharla como sucede con Chile y Brasil que asumen con grandes inversiones al igual que el Perú, sin descuidar que la Argentina de igual manera paso a ser un buen productor minero, sin embargo de tener una economía basada en la producción y exportación de carne de res. Lo contrario será quedarnos a ver el gran progreso que alcanzarán nuestros vecinos, ojalá eso no suceda.
(*) Periodista
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