El diario LA PATRIA pese a todo intento de obstrucción a su labor periodística, continuará con su línea de conducta rectilínea de imparcialidad, honesta y valiente, porque su labor está avalada por los 91 años de servicio al pueblo, pese a que existen traficantes de la política mal ejercida, de las bravuconadas y del prebendalismo, en el intento de aprovechar, equivocadamente, algunos artículos de la Ley que intenta poner mordaza al trabajo de la prensa y periodistas.
En sus 91 años de defensa de los intereses de Oruro y Bolivia, LA PATRIA, sufrió ataques de gobiernos constitucionales y de factos, junto a sus hordas políticas que intentaban silenciarla.
Ya en la década del 40 del siglo pasado, hubo intentos de acallarla y apresar a sus periodistas a través del Ministerio de Gobierno, acción que soportó estoicamente con respaldo de instituciones orureñas. De estos intentos de temor, surgen las estrofas de un canto que entonan sus ejecutivos y periodistas desde 1946 a la fecha de esta forma: “Los muchachos de LA PATRIA no se dejan amedrentar, al Ministro de Gobierno 10 mandamos a guardar, Salud, Salud que vamos a vivir, Salud, Salud que vamos a beber”. Estrofas que calaron profundo en aquellas épocas.
Durante los primeros años de gobierno del MNR, las oficinas y talleres de este matutino fueron destrozados por hordas salvajes movimientistas aleccionadas por Juan Lechín Oquendo, cuando LA PATRIA defendió la intervención política de la Universidad Técnica de Oruro. Después de lograr su objetivo en contra del matutino, la empresa soportó chantaje del gobierno del MNR que evitó la importación de papel periódico, obligando a utilizar papel de embalaje por más de tres meses.
En el segundo periodo de aquel gobierno hubo sistemática persecución en contra de su director y gerente, Enrique Miralles y Cristóbal Molina respectivamente, quienes por varios días cambiaron de residencia hasta que las aguas calmen.
En el gobierno dictatorial de J.J. Tórrez, surgió la denominada “Asamblea del Pueblo”, dinamitaron sus oficinas y pretendieron apoderarse de la empresa, como lo hicieron con Radio “El Cóndor”, Radio “Bolivia” y el periódico “El Diario” en la ciudad de La Paz.
En el periodo negro de García Meza y Arce Gómez, ambos encarcelados actualmente en la ciudad de La Paz, los periodistas de LA PATRIA eran constantemente amenazados o apresados cuando se recogían a sus casas, estando en vigencia el “Toque de queda”.
Néstor Herrera, encargado de fotomecánica, después de cumplir su trabajo, iba en bicicleta a su domicilio recibió un balazo que, providencialmente, rozó el hombro de su chamarra de cuero. El autor de esta nota, cuando ejercía la Jefatura de Redacción, fue apresado por varias horas en dependencias de la clínica URME cuando ingresó para recabar información de los soldados heridos durante el enfrentamiento con mineros de Huanuni; la orden de apresamiento dio el entonces mayor del Ejército Rodolfo Noye. La libertada del periodista dio el comandante de la Segunda División.
En la actualidad, un grupo de concejales de Oruro, los mismos que ponían piedras a la gestión de la alcaldesa Rossío Pimentel, mujer y periodista que llegó con méritos al importante cargo, levantan la voz para demandar judicialmente a los ejecutivos de LA PATRIA al haber sido supuestamente insultados al calificarlos de “concejiles”, como si les hubiera mellado su dignidad aquel adjetivo, que está reconocido en diccionarios de la lengua española, diccionarios que tal vez no tuvieron oportunidad de hojear, pero recurren a autoridades judiciales aprovechando una Ley recientemente sancionada por el presidente Evo Morales que prohíbe la discriminación y el racismo, como si fuera el primer gobernante de la nación en emitir Leyes de avanzada.
Se olvida Morales que después de la Revolución Nacional de 1952, el gobierno del MNR, encabezado por Víctor Paz Estensoro, luchó contra la discriminación, disponiendo que la mujer campesina o de pollera ocupen las butacas de platea en las salas de cine, el ingreso libre a lugares públicos, haber otorgado igualdad a hombres y mujeres analfabetas o no, sancionado el voto universal y conformar su equipo de gabinete, senadores y diputados con mineros campesinos y artesanos.
Pues, ahora, los concejales orureños que ocupan curules con dietas y sueldos que superan los diez mil bolivianos, deben manejarse con criterio y sabiduría avanzada, abriendo páginas de libros y diccionarios, que les permitirán abrir sus mentes para conducir el ayuntamiento comunal con eficiencia, porque forman parte de una institución grande que delinea el desarrollo armónico de la ciudad, sabiendo ahora que no es un mercado o centro de abasto.
Conviene que de su error saquen experiencia y tengan entendido que LA PATRIA, los periodistas junto a sus ejecutivos, son abanderados de la rectitud y valentía para mantener una empresa que no callará su voz y pensamiento en defensa de su pueblo.
(*) Periodista
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