La fiesta de los mercados fue motivo de airadas críticas y con toda razón ya que la ciudadanía sufrió el cierre de calles lo que a su vez provocó un enorme congestionamiento vehicular lo que se complicó con otras arbitrariedades como el atentado acústico con la cantidad de bandas, equipos de amplificación que sin ningún control afectaron el sentido auditivo de miles de ciudadanos, en las proximidades de los centros de abasto o en aceras donde generalmente se instalan también puestos de diferentes productos.
Eso no fue todo, el grave problema fue el enorme consumo de bebidas alcohólicas y el efecto inmediato de utilizar las calles como baños públicos cual se tratara de una fiesta en casa particular o casa de fiesta. La celebración de los mercados se produjo -una vez más- en calles y avenidas por donde circulaban personas de todas las edades, con diferentes motivos y con apuro por llegar a su destino, pero sufriendo la intolerancia de grupos de comerciantes que se pasearon por la ciudad como… Pedro por su casa.
Le correspondió al presidente del Concejo Municipal declarar que “este tipo de actividades deben ser normadas haciendo cumplir ordenanzas municipales o resoluciones que están en vigencia y cuyas sanciones deben aplicar las autoridades”. Se informó que los comerciantes incumplieron acuerdos previamente establecidos como por ejemplo la contratación de locales de fiesta para el desarrollo de su festejo, en realidad lo que hicieron fue cerrar calles y avenidas estacionado camiones cerrando las calles circundantes a los mercados “sin el permiso correspondiente del municipio e incumpliendo la Ordenanza Municipal 122002 mediante la cual se declaran vías de emergencia que no deben ser usadas para actos cívicos, políticos, religiosos, actos educativos y otros a fin de evitar el congestionamiento vehicular” garantizando la seguridad y comodidad de la ciudadanía.
En nuestra ciudad, de grandes celebraciones, por todo y por nada, folklóricas, cívicas, laborales, religiosas, estudiantiles y de otra índole prevalece el caos, la desobediencia, la arbitrariedad, el abuso y sobre todo el desconocimiento implícito de las disposiciones que están vigentes y que no pueden aplicarse por falta de autoridad y voluntad de los conductores de la “cosa pública”.
Comenzó el proceso de preparación del carnaval, no faltan aniversarios de algunas organizaciones o motivos para realizar marchas es decir que siempre hay un pretexto para irrumpir en las calles, alterar el tráfico de vehículos y personas y lamentablemente… muy lamentablemente sin que las autoridades hagan cumplir las disposiciones que prohíben y regulan el buen uso de las vías de circulación y precautelan la seguridad y la salud ciudadana.
Lo importante y lo deseable es que de una buena vez se opte por la aplicación de severas sanciones a los infractores, con cargos pecuniarios y hasta la privación de libertad por tiempo determinado como una forma de poner orden en nuestra caótica, festiva y desordenada capital del departamento. Basta ya de tanta indisciplina. Recuperemos la imagen de ciudad limpia, pero además de una ciudad en la que existe respeto por las normas y a través de las mismas de los derechos ciudadanos. El desorden es efecto de la falta de autoridad y creemos que varias de las que ahora nos dirigen tienen sobrada capacidad para actuar con sentido práctico y no meramente partidista.
Fuente: LA PATRIA
Para tus amigos:
¡Oferta!
Solicita tu membresía Premium y disfruta estos beneficios adicionales:
- Edición diaria disponible desde las 5:00 am.
- Periódico del día en PDF descargable.
- Fotografías en alta resolución.
- Acceso a ediciones pasadas digitales desde 2010.