Increíblemente el publicitado superávit en el presupuesto nacional respaldado por las reservas estratégicas, a su vez dimensionadas como las “macro cifras”, no solucionan en nada el valor de la deuda que tiene Bolivia con una serie de créditos externos “que se tornan cada vez menos concesionales” debido a que Bolivia está siendo considerado un país de “ingresos medios”.
Se advierte sobre el riesgo de contraer en el futuro una deuda que resultaría más costosa por las condiciones del financiamiento externo que casi siempre se otorga bajo condiciones “blandas”, que sin embargo no significa que al final dejen de ser una carga para el Estado, tomando en cuenta que cualquier organismo prioriza recuperaciones en base a las condiciones que rigen coyunturalmente en cada país y en función a su desempeño socio económico, con beneficios de impacto favorable para la comunidad.
Un informe de la Fundación Jubileo remarca que “Bolivia ha empezado a ser considerado un país de ingresos medios, de manera que los créditos - menos concesionales - podrían derivar en un futuro en servicios de deuda más altos si el Gobierno no toma sus previsiones”.
Para los prestamistas hay algo claro y es que de considerarse a nuestro país entre los más pobres y altamente endeudado, “ahora es una nación de ingreso medio y según los indicadores económicos, su deuda es manejable”…sin embargo los expertos añaden que, “si se mantiene la dependencia de los préstamos, la tendencia actual puede tornarse riesgosa”.
Tal apreciación nos hace pensar en que aún teniendo un “respaldo monetario de alta excelencia” se acude a los préstamos externos y tal hecho nos mantiene dependientes de las entidades financieras, aún así las mismas consideren que nuestra deuda externa sea sostenible pero que más tarde o más temprano deberá ser honrada para evitar que el país entre en la franja de la insolvencia.
Si hay “macro reservas” por qué la preocupación de endeudamiento?, podría ser una de las interrogantes del presente y cuya respuesta tiene que ver con las actitudes socio – financieras que rigen en el país y que pese a existir buen respaldo económico resulta que todavía la gran mayoría de la población no siente los efectos de esa “maravilla económica” que por lo menos de momento y salvo algunos “recortes de emergencia” se mantiene en calidad de “reserva” y no llega efectivamente a los bolsillos de la comunidad.
Se sabe que nuestra deuda externa no se ha reducido, que la Corporación Andina de Fomento (CAF) es nuestro principal acreedor y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) después, pero se añade la existencia de acreedores bilaterales y que por la magnitud de su apoyo son también potencialmente importantes a la hora de sumar nuestra deuda externa, es el caso de Venezuela a la que debemos millonarias cifras, aunque todavía, sólo están “anotadas” y no exigidas en su pago. Luego el Brasil y algunas otras deudas bilaterales que igualmente deberán ser pagadas con dineros del Estado, sean estos de actual utilidad en efectivo o de las reservas monetarias, lo que debe inducir a nuestras autoridades a explicar la estrategia económica financiera del país para enfrentar los problemas del presente, con una espiral inflacionaria – aún incontrolable – pero con un crecimiento de nuestra deuda externa y aún interna que pueden afectar los planes de un sostenimiento sin traumas en la economía boliviana. Un país de ingresos medios no puede darse ciertos lujos sino más bien asegurar el buen uso de sus recursos.
Fuente: LA PATRIA
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