¡Marina! Después que desayunen andá dejá las wawas a lo de tu hermana. Ya van a dar las siete y todavía tengo que terminar de coser esta tela. ¡Carajo! Es como si fuera mi propia ropa después de dos años de tanta marcha y desfile, se ha empotrado mi vida como el batán de mi madre –podíamos dejar los catres pero jamás su batán– aura yo estoy igualito con mi tela de arriba-abajo como mi sombra y mi cansancio.
¡Qué chistoso! Cuando me dejé tentar con toda esa platita junta parecía harto, a ratos pensaba que nuestras vidas iban a cambiar, hasta me sentí un burguesito con terno y todo y la Marina chequeando tiendas en la Bolívar; pero… primero el alquiler de los cuartos, cada día nos íbamos comiendo la platita de centavo en centavo, después el Carlitos se enferma; ¡qué barbaridad es vivir sin caja!; que las wawas al colegio ¡zás! Más quibo; que ir a ver a los papás a Llallagua ¡zas! más quibo… para al final caer como cojudo primero con el taxi con motor de lata –mamar a otro cojudo– y seguro por eso en castigo, volver a caer en manos de los maleantes del Emperador y ahí ¡chau París!
Por suerte ayer he terminado mis numeritos de a todo bingo gambeteando al cobrador de sentaje de la alcaldía y eso que son de izquierda los ca… maradas, con tal de que el negocio no se acabe, ojalá me sacara aunque sea un carrito, a ése le cambiaría aceite todas las semanas.
Lo que más me calienta… ¡carajo! –¡Dónde está el hilo! ¡Marina! Pasame el carrete de hilo– La gente al principio nos quería encajar cualquier cosa. “…tienen plata contante y sonante…! sin pensar que era el trabajo de años. Parecíamos leprosos en cada que se nos iba un poco de plata. Nos dolía como perder un dedo, una pierna, una oreja; pero lo que no se nos pierde es la garganta ni siquiera con los emperadores. Qué grave fue darme cuenta que en las marchas cada vez éramos más los que no podíamos disimular la angustia; toda la marcha callada y sólo nosotros a todo pulmón. Nos habían mamado a todos, todo el quibo fue para reducir obreros y botarnos a los leones, forraditos de pesitos que han regresado a los bancos y nosotros con deudas como si nunca hubiéramos trabajado.
¡Quince años de trabajo hechos mierda en sólo tres! La vida en la mina era dura, pero ésta es humillante. Cómo son las cosas: antes de los famosos extralegales, éramos fuertes, la FSTMB era poderosa, poco a poco, gota a gota fuimos socavando a nuestra federación. Cuando nos dimos cuenta del engaño todavía pensamos poderle ganar al gobierno; ese 6 de agosto lo celebramos en apronte y a los pocos días, primero los heroicos de Caravingrado, después Siglo, Huanuni, el Sur, el Cañadón, Colquiri, nos juntamos en Oruro. ¡Pucha que éramos hartos, parecía un ejército!
Y ese viernes comenzamos a caminar, los orucos primero sorprendidos y luego reconociendo que sin las minas no son nada, se plegaron. Unimos a todos, la marcha expresaba unidad, lucha y confraternización; dejó de ser de los mineros –aunque éramos el símbolo– fue de todos los que queremos que se nos dé trabajo, que las minas no se cierren o las subasten como mercadería de remate.
A medida que avanzábamos crecíamos como hongos, cada paso hacia La Paz era un paso de amenaza para el gobierno; a nosotros nos interesaba hacernos escuchar; sin darnos cuenta exactamente, nuestra llegada a La Paz hubiera sido el principio de su derrota además del zafarrancho que se hubiera armado; sólo queríamos llegar, que nos den un dedo y agarrarnos la mano, el brazo y de ahí el pescuezo. ¡Así es la lucha! Pero se dieron cuenta, no en vano los soldados, los tanques y aviones.
Qué raro, el enemigo armado hasta los dientes en el cerco, decretó nuestra derrota pero sólo militar, no pudieron con nuestra conciencia. Fue en ese momento que nos dimos cuenta de nuestro poder: el poder de la unidad combativa!
¡Mueras! ¡Vivas! Desconcierto … camino carreterito… a las flotas, a los furgones y ¡media vuelta! Al entrar a Oruro mak’asos al cuartel ¡si somos unos carajos! Caray, yastá lista esta tela, no ha quedado mal este aumento de “A 2 años de la marcha”. Mañana se lo saca nomás y sigue Sindicato de Relocalizados. ¡Ja! Más parece sindicato de fantasmas a costa de ignorarnos, pero sólo hasta mayo cuando los relocalizados los relocalicemos.
¡Marina! Ya he terminado y las wawas no han ido todavía, ¡qué pasa pueees! Las flotas a Calamarca van a salir temprano ha dicho, ¡nosiaiquir nomás ya!
¡Ya no me grites! ¡Guardá tus ganas para el gobierno! Además, apenas han pasado cinco minutos.
Cierto che, son las siete y a mí me ha parecido una eternidad.
Antonio Mario Molina Guzmán.
Activo militante de las manifestaciones
culturales y sociales populares.
Gestor de Tertulia en Imagen.
Fuente: LA PATRIA
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