Loading...
Invitado


Domingo 07 de noviembre de 2010

Portada Principal
Cultural El Duende

Luis Antonio de Villena

07 nov 2010

Fuente: LA PATRIA

¿Fotos en alta resolución?, cámbiate a Premium...

El desterrado

El cuerpo envuelto en un gabán azul, muy ancho;

la corbata cuidada, y alborotado el pelo por el viento

de tarde, pasea el hombre solo, por una gris ciudad,

hurgando en sus bolsillos cigarrillos rubios y cerillas malas.

Se sienta en los cafés, y bebe mucho; acaso lee

un periódico sin ganas, mientras mira y le rondan ideas,

casi siempre extrañas. Habla, quizá, con alguien, un momento,

pero semeja ausente la sonrisa forzada. Se va deprisa,

y caminando, llega a tabernas o clubs de peor laya,

donde de nuevo bebe, y entre una torpe música, un instante

le embriaga una piel inmadura, que la vista descansa.

(Dulce cuerpo floral, incipiencia suave donde habita la gracia.)

Unas palabras luego. Y medio ocultas citas, ahora o mañana.

Entrada ya la noche, con demasiado alcohol

y el humo de tabaco

pegado entre las manos, abrirá la puerta de un piso frío,

vacilante, con libros y papeles en desorden y botellas gastadas.

y allí, tumbado en un sofá antes del sueño

-escuchando las violas

de Rameau en el aire -sentirá ese hombre solo brotar lágrimas.

Ha visto aproximarse al fin (hoy también)

el Angel imposible que le salva.

El viaje infinito del arte moderno

Dicen que se quedaba en silencio.

Largas horas. En silencio.

Se llama sufrir. No es agua muerta. Un pantano

en silencio. Hay vértigos adentro.

Una sierra eléctrica, brutal, que zumba a veces.

Y no lo sé. Sufrir. Y de repente

Las piernas del Idilio de Fortuny. Como voz de vida.

Y hablaban interminablemente después.

¿Quién dijo la palabra motriz? ¿Qué dices cuando dices, etc...?

Te juro que me tiene sin cuidado.

Lo que quiero es ser feliz,

solo algo más que mantenerme en pie.

¿Saber? También saber. Y joder. Y mirar cuadros.

Pero apenas nunca ocurre.

¿Hablo? ¿Digo?

Largas horas. Fatiga.

Dijo: El Estado, nos está masacrando el Estado...

Y ella le miró delicadamente, anochecía:

Creo que esa luz rojiza está intentando decirnos lago.

El invierno de la edad media

Desaté tus sandalias

y te besé los pies. Fríos, estaban fríos

y hermosamente rojos de la nieve.

Tumbados junto a un fuego de encina,

entre ese olor vegetal y cálido del mundo,

oíamos a los monjes cantar salmos, muy oscuramente...

¡Tu cuerpo hermoso! ¡Cómo besé tu cuerpo,

tan blanco, dulce y fuerte, mientras te entredormías!

Tragué tu sexo entero.

No podía olvidar que caminábamos juntos, flagelantes,

hacia el perdón y hacia la penitencia...

El silencio parecía un gigante

y el rezo de los monjes

el retumbe de un barco en la galerna.

No sé si me decías:

¿Estamos cerca ya del final de los tiempos?

Tu cuerpo de tan recio me parecía dulce.

Dulces fríos tus pies. Dulce tu axila.

Tu cuerpo, con el sayal subido.

Tu cuerpo erecto allí.

No sé adónde íbamos. Era el más duro invierno.

La nieve más profunda. y la voz de los monjes

retumbaba en la piedra.

La música -dijiste- la música...

Tus labios eran rosas, suavemente rojos

como tu dulce cuerpo...

Hermano mío de tiempo y penitencia.

¿Qué hacemos los dos juntos? ¿Dónde vamos?

¿Dónde nos lleva el miedo?

No es la peste, no el hambre.

El viento ruge en el claustro de piedra.

Los monjes cantan en plegaria de sombra.

Estamos solos, tú y yo, hermano. Solos...

Es una Edad media interminable.

Fuego ahí, en la noche oscura.

Filósofo de Cirene enamorado del amor

Y es que la belleza, en efecto, promete un infinito.

¿Qué ves en el hermoso cuerpo joven?

Como un día al comienzo del verano - contestó -

cuando todo es brillo y delicia.

Y la carne vibra en éxtasis dorado,

y se balancea el pelo juvenil

como las ramas más altas de los árboles,

y semeja que el minuto aquél no tendrá fin.

¿Pero no hay más? ¿No notas acaso tú,

como si el cuerpo bello fuese la frontera de otro reino?

Es eterno, te dices. Y promete además

un mundo donde la perfección será costumbre.

Y le ves brincando en la dulce alegría de sí mismo,

como un quimérico país donde el sol más benigno

y la hierba y el río jamás terminasen...

¿Ves solamente la belleza del cuerpo?

¿La armonía del torso, la flor de la cintura?

Miras también tus deseos eternamente vivos,

tu antiguo cuerpo joven siempre igual a sí mismo,

la amistad perdurable con nobles camaradas

en inmóviles días de luz y primavera,

y el continuo torrente de la sangre detenido

con él, en el momento álgido

en que pasión de piel, espasmo entre los brazos,

significa también felicidad, amor,

perfección de lo exacto, inmutable placer

en que vive la mente su carne como espíritu...

El cuerpo juvenil es mucho más que él mismo.

Permanente promesa que se cumple en promesa,

mundo de plenitud vivido en luz del mundo,

júbilo de su tacto, oro, sed, perfumes,

como si el aspirar, el palpar, la bebida,

el vuelo portentoso no concluyesen nunca...

Y es que la belleza -repitió-

promete, en efecto, un infinito.

Fuente: LA PATRIA
Para tus amigos: