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Domingo 07 de noviembre de 2010

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Cultural El Duende

Homenaje de tinieblas al poeta Luis Mendizábal Santa Cruz

07 nov 2010

Fuente: LA PATRIA

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Esta noche la elite de la inteligencia local, ocupa esta tribuna con la gente de Gesta Bárbara para abrir un paréntesis de tinieblas enarbolando un corazón de poeta sobre el mástil de sus alfaberos.

Todos ellos han convivido con Luis Mendizábal Santa Cruz, y a esa convivencia taumaturga queremos hacernos partícipes los que no tuvimos tamaña felicidad, los que deseamos tenerla aunque ella sea post mortem.

Dos imperativos además se yuxtaponen para obligarnos a realizar este acto. El valor intrínseco del poeta con toda la magnificencia de su poesía y por otra parte el romper definitivamente la comparsa de ídolos menores e imponer en el público, el respeto que debe a los representantes de su espíritu y el culto que merece su poesía.

Luis Mendizábal Santa Cruz crucificó el paisaje sobre la perpendicularidad del mediodía, domingo, cuatro meses antes de la navidad, y se murió sin motivo.

Se murió sin motivo porque vivía en clandestino concubinato con los atributos de la muerte. Él sabía que la muerte es femenina y la amaba en atormentado maridaje. Sabía que la muerte es femenina y como un niño bueno le besaba en las manos.

Mendizábal Santa Cruz se murió sin motivo porque los atributos de la muerte eran suyos.

Sabía que la muerte es portátil, la llevaba en sí como su sangre.

Sabía que la muerte es vitalicia, lo comprendió definitivamente.

Mendizábal Santa Cruz se murió sin motivo porque los atributos de la muerte eran los atributos suyos.

Sabía que la muerte es inmortal, su estrecha vecindad, su parentesco, le otorgaban el linaje de su inmortalidad.

Mendizábal Santa Cruz se murió sin motivo como un niño que juega a caerse, porque él sabía que la muerte es hereditaria, nació con ella siempre, la llevaba en sí, le era congénita. Sabía que la muerte es hereditaria y que además no sirve para nada.

Sabía que la muerte es un pretexto inviolable regida por las fuerzas centrípetas.

Sabía que en la ferretería de la muerte existe un raro olor a Dios.

Mendizábal sabía la ortografía de la muerte e hizo uso de ella.

Sabía que el pan es la forma de la muerte y la mordía ávidamente en el pan de cada día.

Sabía que la noche es el volumen de la muerte y dormía con ella. O trasnochaba con ella haciéndola sentar en sus rodillas.

Pero también sabía que la muerte es intransferible, no la pudo apartar e iba con ella por eso, porque la muerte es intransferible. Luis Mendizábal Santa Cruz crucificó el paisaje la perpendicularidad del mediodía; domingo, cuatro meses antes de la navidad y se murió sin motivo.

La Paz, agosto de 1947.

Gustavo Medinaceli. 1923-1957.

Poeta miembro del Movimiento Gesta Bárbara.

Fuente: LA PATRIA
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