La ciudad no se ensucia sola, la ensucian los habitantes indisciplinados, los que carecen de mínima educación ciudadana y los que no saben del respeto que merecen todos los ciudadanos entre sí para tener mínimamente una ciudad que se presente limpia ante ocasionales visitantes pero sobre todo frente a una población que quisiera vivir pulcramente.
Es cierto que recientemente se ha iniciado algunas campañas motivadoras de la responsabilidad conciencial de cada ciudadano, especialmente en el tema de mantener la ciudad limpia, más resulta que buena parte de las instrucciones que se difunden en algunos medios de comunicación no han logrado el cambio de conducta que se necesita para evitar ensuciar la ciudad.
Es positiva la tarea de organizaciones como la Policía, la Empresa de Aseo que han lanzado campañas para concienciar a la comunidad, empezando por los más pequeños y los jóvenes, es decir los estudiantes de manera que estos sean quienes motiven con sus iniciales experiencias la responsabilidad de los adultos para no dejar basuras en las esquinas, desperdicios en los sitios marginales, inclusive en aquellos por donde hacen su ingreso a la ciudad los buses del servicio interdepartamental, cuyos ocupantes tienen una primera y negativa impresión sobre la ciudad que visitan.
Un lema sobre limpieza citadina apunta que “ no es más limpia la ciudad que más se barre, sino la que menos se ensucia”…y esto es absolutamente cierto, pues la limpieza de la ciudad está en manos de todos y cada uno de los ciudadanos que debemos asumir la responsabilidad de evitar ensuciar la ciudad y hacerlo de manera disciplinada, inclusive enseñando al vecino o al ocasional ciudadano que cometa la infracción de lanzar desechos en las calles.
Hay que establecer igualmente un sistema ordenado del recojo de basura domiciliaria de acuerdo a un cronograma por días y por zonas como el que implantó la empresa Dimensión - Enasa, con un método que se utiliza en grandes ciudades, donde además se sanciona severamente a los vecinos descubiertos dejando basura en esquinas o en otros sitios que no sean específicamente autorizados.
La tarea de limpieza de la ciudad necesita, sin embargo, de un conjunto de apoyo estratégico, empezando por la educación ciudadana, pasando por el cumplimiento de las normas establecidas que deben ser aplicadas sin contemplaciones por las autoridades, llegando inclusive, como sucede en ciudades del exterior y en alguna otra del país a la detención de infractores y la aplicación de fuertes sanciones pecuniarias, única manera de disciplinar a una ciudadanía especialmente migrante que al desconocer las normas de la ciudad comete la infracción de ensuciar la ciudad.
Hay necesidad de replantear el sistema de recojo de basura de modo tal que se eliminen los asquerosos depósitos temporales de deshechos en esquinas de la ciudad y a la vera de las avenidas de acceso a la ciudad. El Municipio debería contemplar con urgencia y en directa relación con la Emao la compra de nuevas unidades motorizadas y el reacondicionamiento de las que se utilizan todavía para el recojo de basuras, además la habilitación de más contenedores ubicados en sitios estratégicos, especialmente en los barrios de la ciudad. Tomemos conciencia de la importancia de mantener limpia nuestra ciudad y no ensuciarla por la salud de todos nosotros y por la imagen que debemos mostrar ante los visitantes.
Fuente: LA PATRIA
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