Industria petrolera y su “terca inercia” de hace 5 años
06 nov 2010
Por: Fernando Valdivia Delgado
La industria petrolera en Bolivia que se rige desde hace un quinquenio por la nueva Ley de Hidrocarburos (3058) y casi un similar lapso de la llamada “nacionalización”, ha experimentado como característica propia de los fenómenos traumáticos que Bolivia registra en su historia, la contracción de sus actividades productivas ante la ausencia de nuevas inversiones nacionales y extranjeras, que impiden dinamizar los procesos que son múltiples en este difícil sector estratégico de la economía nacional.
No hay inversiones y, por lo tanto, no hay actividad exploratoria; si no hay exploración, no hay producción y, si no hay producción no hay comercialización y mucho menos recursos que generen excedentes que, a su vez, produzcan desarrollo económico y social en el país. Esta secuencia de acciones no significa nuestro “gran descubrimiento” y menos un alto nivel de conocimientos técnicos en la materia. Se trata de una simple observación recuperada de las explicaciones que ofrecía el presidente en ejercicio de Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos, cuando fungía de asesor en alguna tienda política.
La realidad de YPFB a cinco años del ejercicio de sus transformaciones administrativas, sufre una durísima contracción económica y financiera, con descensos traumáticos en todas sus variables, pese a que la Cámara Boliviana de Hidrocarburos (CBH) está sugiriendo que si existe una “perceptible recuperación” a junio de 2010, con relación a los resultados de 2009. Esa institución, sin embargo, admite que esas cifras son “estadísticas proporcionadas de forma aislada, más allá de ser una muestra real de recuperación”, y recomienda que se necesita sostenibilidad en el mediano plazo para revertir la situación de poca actividad nueva en inversiones…”.
Resulta difícil explicar las cifras que registra la publicación de la CBH, debido a ciertas insinuaciones contradictorias, pero la realidad nos muestra que Bolivia pierde su preeminencia productiva en líquidos y se consolida como gasífero neto, lo cual convierte a Bolivia en dependiente de las importaciones de crudo, condensado, gasolina natural y gas licuado de petróleo, cuya caída significativa asciende a menos 12 por ciento. En ese orden, la CBH considera que “el promedio de producción de líquidos a mayo de la presente gestión, se encuentra por debajo del promedio de producción de la gestión 2009, y 20.1 por ciento por debajo del promedio pico de los 50.756 barriles de líquidos por día alcanzados el 2005.
Lo palpable de la industria del petróleo en Bolivia, se muestra en el limitado número de plataformas de perforación en actividad que al presente son siete las unidades, frente a las 4 que se mantuvieron durante las gestiones anuales anteriores a 2009. Este panorama, no lo podemos comparar con el registrado, tanto en 1998 como en 1999 al 2001, cuyas unidades en funcionamiento subieron de 14 a 16.
Esta es la fase, en la cual se muestra la realidad productiva de la empresa más importante que tiene el país y refleja la solidez del sector productivo estratégico administrado con una política coherente con las necesidades nacionales. Lamentablemente, el presente quinquenio sólo ha permitido mostrarnos las grandes limitaciones técnicas y tecnológicas que enfrenta Bolivia y que se encuentran “muy lejos” del promedio de 64 pozos perforados por año, entre 1998, 1999 y 2000.
Si realizamos un ensayo comparativo con la República del Perú, con 109 pozos durante el primer semestre de 2010; 313 perforados por Brasil o 601 plataformas desarrolladas por la República de Argentina, veremos que YPFB se encuentra en el abandono y sus resultados financieros, producto de una estructura establecida antes del quinquenio, constituyen sólo el resultado de los altos precios registrados en el mercado internacional de los hidrocarburos.
El informe de la CBH, confirma nuestras apreciaciones y las susceptibilidades expresadas por algunos políticos, analistas y profesionales que viven en el mundo petrolero. Dice: “En otras palabras (después de describir con cifras, los volúmenes productivos de hoy) la anticipada recuperación en la producción de líquidos que hasta 2005 hubiera guardado una estrecha y positiva correlación con la creciente producción de gas natural, hoy ya no es evidente: La producción de gas natural alcanzada a mayo de 2010 no ha sido suficiente para compensar la fuerte declinación en la producción de líquidos de antiguos campos, primordialmente, petroleros, de los que está aún depende”.
El repaso muy somero, por supuesto, por el panorama productivo de la principal industria estratégica del país, nos muestra que la administración que está al frente de YPFB no ha tenido la sagacidad y menos la visión para impulsar al sector y alcanzar metas que coloquen a la empresa, en una perspectiva real y técnicamente responsable.
No es como se menciona. Los culpables del desastre que caracteriza hoy al sector, no son aquellos que estuvieron al frente hace cinco años y, los “engañosos datos estadísticos” que proyectaba a Bolivia como el nudo gasífero del continente entre el 2000 al 2005, no pueden ser utilizados para cubrir una deficiente como ineficiente actitud administrativa, puesto que la dinámica con que se mueven los petroleros, el mercado y los precios internacionales del petróleo, no permiten a un país quedarse estático, sin inversiones ni producción.
Es importante reaccionar y abandonar la “terca inercia” en que se ha caído hace cinco años.
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