Semana que pasa la situación económica de la mayoría de las familias del país se complica severamente por la incontrolada especulación que altera precios de los principales artículos de consumo y produce un desequilibrio difícil de nivelar en el costo y la cantidad de insumos de la canasta familiar.
Octubre fue un mes en el que los precios estuvieron en ascenso, tanto en los productos de mercado, el caso de toda la variedad de carnes, verduras y frutas, pero también existió incidencia de ascenso en los abarrotes, como el azúcar, arroz, fideos y el aceite.
En criterio de las amas de casa, que son las directas afectadas con la escalada especulativa, hay productos como la papa, las carnes, aceite y azúcar que tienen mayor porcentaje de incremento en precios de tal suerte que en cuestión de muy pocos días el valor adquisitivo de los salarios cae por los suelos y se hace muy difícil equilibrar esa situación, especialmente entre los trabajadores asalariados que no tienen un incremento variable en sus ingresos.
Este proceso especulativo, que según el Gobierno “es temporal”, produce una espiral inflacionaria con efecto defensivo especialmente en el sector de servicios, caso del transporte público, los minibuses y micros que a cierta hora realizan sólo mitad de su recorrido habitual y cobran tarifa completa mientras los taxista ajustan su servicio con uno o dos pesos más en la tarifa establecida.
Almacenes y tiendas de barrios igualmente incrementan sus precios para compensar el desnivel en los propios gastos de su canasta familiar, lo que significa que para el comprador los precios suben en todo lo que adquiere que generalmente son productos de consumo masivo e ingredientes básicos de la canasta familiar.
Otros síntomas de la especulación se dan en las gaseosas que también marcan sobreprecio, por la elevación en el costo de uno de sus principales ingredientes, el azúcar, producto de orden prioritario que igualmente complica la situación de precios en otra larga lista de insumos… una situación realmente complicada para la ciudadanía que vive con presupuestos restringidos y que diariamente se desvalorizan porque no hay quien frene la especulación.
Las causas del fenómeno especulativo, pueden ser varias, aspectos climatológicos, en unos casos sequía y en otros inundaciones generan variables en costos de operación por ejemplo en el oriente con el cuidado y abastecimiento de carne, en el valle y el altiplano, verduras y tubérculos, pero además según se explica hay un factor negativo que corresponde al abierto contrabando extractivo de nuestro país hacia el Perú, principalmente de una variedad de nuestra producción de alimentos, abarrotes y gas.
Lo que alarma es la falta de control por parte de las autoridades y la posición de las mismas cuando pretenden ejercer sanciones que son rechazadas por los agiotistas, con el pretexto de la vigencia del D.S. 21060 que admite el juego libre de la oferta y la demanda. Así están las cosas y la economía familiar sumamente deteriorada, tanto como está el nivel alimenticio de la mayoría de bolivianos.
Fuente: LA PATRIA
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