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Domingo 31 de octubre de 2010

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Revista Dominical

El mundo globalizado entre Th’anta wawas y calabazas

31 oct 2010

Fuente: LA PATRIA

Por: Juan Carlos Treviño Meneses - Periodista

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Hablar hoy en día, pero de manera conjunta de th’anta wawas y calabazas resulta común, sobre todo en el mundo globalizado en el que vivimos, del que nuestro país no escapa. Sin embargo en este contexto se esbozan algunas cuestionantes, principalmente respecto a la importancia de las tradiciones tan entrañables en la sociedad boliviana sobre otro tipo de tradiciones “importadas” que tienen su origen en el antiguo continente. Eminentemente nos encontramos frente a una encrucijada adoptar lo simplemente comercial frete a una tradición sincretizada entre lo católico y lo andino.

Desde hace algunos años y de manera creciente se ha ido configurando en el imaginario de las nuevas generaciones de jóvenes en Bolivia un híbrido de costumbres entre lo “originalmente” nacional y elementos de la cultura druida, que de cierta manera es defenestrada por el sector adulto.

La fiesta de los muertos celebrada en el país, es en realidad una concepción que sugiere la presencia de un legado, transmitido de generación en generación significados que podrían ser catalogados como “verdades vitales”. La primera riqueza de Bolivia es el conjunto de sus tradiciones, que lo mantiene como un país de raíces muy profundas. El núcleo de esta tradición al igual que la mayoría de las fiestas bolivianas tienen sus raíces en la concepción de culturas ancestrales y la ibérica.

Sin embargo estas tradiciones no son, como en Europa, de donde proviene la tradición de las calabazas, es decir tan incrustadas en su gente, formando parte inclusive del cotidiano de cada boliviano, con un carácter eminentemente sincrético

Hoy en día en varias ciudades de Bolivia, la fiesta de Halloween más allá de sus orígenes que no tienen nada que ver con nuestra cultura, resulta ser solamente una oportunidad en la que los niños se disfrazan y los jóvenes asisten a fiestas, es decir, un gran porcentaje de estos adolescentes desconoce los orígenes y prolegómenos de esta tradición extranjera.

Estos elementos foráneos adoptados desde la década del 90, primero en la zona sur de la ciudad de La Paz, fue expandiéndose por todo el país, y de lo que en principio parecía risible, cuando algunos niños tocaban las puertas de los domicilios y decían “truco o trato”, ahora es moderadamente aceptado.

Al respecto Halloween o también Noche de Brujas, es celebrada principalmente en los Estados Unidos de Norteamérica durante la noche del 31 de octubre, sin embargo esta tradición fue trasladada por los inmigrantes irlandeses, por tanto es una festividad celta del Samhain, que fue adaptada y modificada en su propia esencia, convirtiéndose en un motivo de comercio.

Sin embargo el fenómeno de la globalización, discutido por estudiosos en ciencias sociales, hizo que esta actividad nocturna anglosajona se esparza por el mundo, llegando también a Bolivia.

De forma primigenia los antiguos celtas creían que una línea imaginaria, y separa a dos dimensiones diferentes, es decir este mundo y el más allá se estrechaba con el Samhain (del antiguo irlandés y significa: fin del verano), posibilitando que espíritus (tanto benévolos como malévolos) pasar a través. Los ancestros familiares eran invitados y homenajeados mientras que los espíritus dañinos eran alejados.

Se cree que el uso de trajes y máscaras se debe a la necesidad de ahuyentar a los espíritus malignos. Su propósito era adoptar la apariencia de un espíritu maligno para evitar ser dañado, que en los Estados Unidos con el tiempo fue mercantilizado.

Con estos datos inclusive podríamos decir que existen elementos básicos similares a lo que acontece en el país y en la región, tomando inclusive situaciones agrícolas como el hecho de que también significa un momento para hacer un balance de los suministros de alimentos y el ganado.

Estos conceptos se reforzaron durante la época gloriosa de Roma, cuando tierras celtas fueron dominadas por el poderoso imperio. Este espacio de mezcla de culturas hacen que la festividad sea asimilada, a pesar que los últimos días de octubre y principios de noviembre la denominada Fiesta de la Cosecha, en honor a Pomona (diosa de los árboles frutales).

Entre tanto Todos Santos podríamos decir que es una tradición pre-colonial, que centra su importancia cuando una persona muere, su alma (nuna) va a reunirse con el Urkhu Pacha, mundo de abajo. En este mundo subterráneo, un mundo al revés, las almas viven el ciclo de su vida al revés, ellas nacen viejas para morir joven y volver a vivir en el mundo de los vivos.

La muerte entonces no es ninguna ruptura, sino una etapa del ciclo de la vida, al contrario de la visión linear de la vida en la religión cristiana. Cada año, las almas vuelven a visitar el mundo de los vivos para ver si su recuerdo perdura.

En el calendario pre-colonial, esta fiesta tradicional a los difuntos cae al final de la época seca (todas las fiestas y ritos andinos están vinculados al calendario agrícola), las almas de los muertos vuelven para abastecerse de lo que preparan los vivos después de un periodo de restricciones.

Dicen que las almas llegan con un buen apetito y una sed inextinguible, en este interin los vivos les preparan comidas y bebidas, que les gustaba en vida.

Este acto demuestra de nuevo la importancia de la reciprocidad en la sociedad andina: los vivos alimentan a los difuntos cuyos huesos están secando bajo el sol de noviembre y los muertos intervienen para que la tierra permita buenas cosechas, y sobretodo que las lluvias, que empiezan a mediados de noviembre, sean abundantes. La fiesta de Todos Santos tiene lugar el 2 de noviembre, sin embargo la fiesta misma empieza el día anterior, a las doce del medio día, cuando las almas de los muertos llegan a las casas para compartir con los vivos.

Con la llegada de los españoles estos rituales fueron transculturizados en base a la religión católica, que instituyó el Día de Todos Los Santos en honor de los santos conocidos y desconocidos, como las almas del purgatorio. Esta decisión de la iglesia católica asumida por el papa Urbano IV, tuvo el objetivo de compensar cualquier falta a las fiestas de los santos durante el año por parte de los fieles.

Seguramente en próximas décadas Halloween se hará más popular, sin embargo solamente se constituye desde nuestro modesto punto de vista en una salida para que los más jóvenes puedan divertirse y que el mercantilismo abunde en las calles. Aspectos que no podrán sobreponerse a la esencia católica pagana de la Todos Santos, por tanto las th’anta wawas y los maicillos nunca tendrán competencia de las calabazas y las brujas europeas, a pesar del reciente nacimiento de una corriente de pensamiento que argumenta la posibilidad de que ambos acontecimientos pueden celebrarse a la par sin que esto afecte a ninguno de los otros y mas al contrario enriquece su vida como ser humano.

Fuente: LA PATRIA
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