Martes 26 de octubre de 2010
ver hoy
El mundo está mal. La sociedad, nuestra sociedad mirándola objetivamente -no juzgándola, no soy quien para hacerlo- con benevolencia, va dando trompicones. Hay quien opina que se mueve en terrenos pantanosos.
Repito que no juzgo, pero esta sociedad no anda por cauces normales. Y… en este tropezar, ¿de quién es la culpa? Falta un enfoque correcto Si todos los que pensamos de esta manera ponemos esfuerzo para no ser englobados por esta tendencia hedonista y materialista que se extiende y lo invade todo, podemos formar una burbuja en la que intentamos no ser influenciados por estas tendencias que apartan de Dios.
Siempre ha sido igual. Se aparta el mundo de Dios y de la Madre se olvidan. Se olvidan de Ella que es la que puede llevarnos de la mano al encuentro de su Hijo. No te intento endosar un sermón, que no es lo mío. Intento concienciar, porque pienso, que la vida hay que tomársela en serio, y si tú y yo lo hacemos de este modo, ya somos dos. Vamos a formar una burbuja en este mundo de Dios, y que Él ha creado, vio que era bueno y si se ha contaminado… esta burbuja que menciono sea respirable y puedan aproximarse para asomar la nariz y la boca y oxigenarse. Coger oxígeno del que carece el pantano pegajoso en él se mueve la mayoría; y cuando vean que hay quien respira un aire limpio, cuando tus compañeros, tus colegas, vean tú respirar alegre, se acercarán porque todos tienen ansia de y vivir una vida cada vez más limpia. Romperán, con más o menos esfuerzo, las amarras a veces grandes, otros hilos sutiles, que les atenazan impidiéndoles acercarse l a la burbuja limpia, en la que la vida es respirable.