Los hechos acontecidos en los últimos días nos muestran facetas interesantes sobre el anhelo boliviano de recuperar las costas del Pacífico arrebatadas en una guerra injusta y desigual. Es un problema centenario que permanece en la agenda del vecino país, con una serie de variantes que por lo menos hasta el presente sólo forman parte de una estrategia –chilena- que posterga nuestra principal demanda internacional. Mar para Bolivia.
En el otro frente y desde la gestión cumplida por el ex mandatario Jaime Paz Zamora está vigente y ahora relanzada la propuesta peruana de cedernos espacio en parte de su costa marítima en la ciudad de Ilo con las más amplias facilidades portuarias y de libre tránsito para exportaciones por un periodo de 99 años, propiamente un siglo en que la zona franca industrial y comercial de Ilo estará libre de aranceles para incentivar a inversionistas bolivianos a instalar industrias para el mercado externo, además de aprovechar otro sector especial la misma zona franca con movimiento turístico de ida y vuelta, con beneficios propios de una zona que puede considerarse plenamente boliviana.
El caso es que poner en marcha un macro proyecto portuario demandará una super gigante millonaria inversión a nuestro país, aunque de manera preliminar se podrá utilizar el puerto de la Escuela Naval y de la armada peruana, que con fines de movimiento de exportaciones tendrá que ser obligadamente ampliado y eso representará el gran gasto boliviano.
Lo aprovechable del reciente reencuentro de los presidentes de Perú y Bolivia, más allá de reactivar el proyecto de Boliviamar y ponerlo como un ejemplo de solidaridad entre hermanos y vecinos, ha servido para motivar la conciencia del tercer elemento vecinal y también amistoso vecino del extremo sur de nuestro continente, Chile. En realidad la reacción inicial de las autoridades de La Moneda no ha pasado de la tibieza típica en la diplomacia mapochina que de manera particular mostró beneplácito por la actitud peruana de conceder un puerto a Bolivia, aunque sin soberanía.
En la región del norte chileno tiempo atrás se adelantó otra oferta importante que surgió en la Alcaldía de Iquique para facilitar a nuestro país un puerto de operaciones comerciales para exportaciones e importaciones con algunas facilidades en materia de impuestos, aranceles y otros afines al uso de un reducto que abriría la salida boliviana al Océano Pacífico (como lo hace Perú), claro está sin soberanía plena, aspecto que justamente es el que Chile considera inviable en el marco de las relaciones diplomáticas.
Lo sucedido con el ahora denominado “abrazo de Ilo” tiene sus connotaciones muy particulares y entre esas la principal es que de algún modo se motivó entre las autoridades chilenas una reacción sobre el asunto marítimo, aunque por supuesto sin arrancar ninguna definición sobre el enclaustramiento marítimo de Bolivia, pero si un renovado compromiso de seguir trabajando en la agenda de los 13 puntos que está pendiente desde las negociaciones abiertas con la ex presidente Michelle Bachelet y cuyo principal objetivo es recuperar el mar cautivo.
El ideal nacional es retornar tarde o temprano a las costas del Pacífico pero con plena soberanía, es el planteamiento boliviano ante el consenso mundial y tanto Chile como Perú muestran predisposición para que se cumpla ese anhelo. Mar para Bolivia es lo irrenunciable, Boliviamar puede ser lo aprovechable en función a las necesidades inmediatas de ampliar nuestras operaciones a través del Océano Pacífico.
Fuente: LA PATRIA
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