Sábado 23 de octubre de 2010
ver hoy
Acaba de comenzar el curso académico en las universidades de Europa, mientras que, en otras latitudes, ya llevan semanas de andadura. Junto a la selección de clases prácticas y de seminarios, de idiomas o de actividades deportivas, muchos jóvenes inician alguna actividad de voluntariado social.
Como ser joven es mantener la capacidad de asombrarse y de comprometerse en una actividad que supere nuestra contingencia, no es de extrañar que el auge del voluntariado social haya encontrado entre los jóvenes un apoyo muy generoso. Se saben en el umbral de la Utopía, no más allá, porque todavía no se conocen las leyes del caos. Se saben espoleados por la pasión por la justicia y son capaces de imaginar escenarios que ellos harán posibles, porque son necesarios. Toda Utopía comenzó siendo una verdad prematura.
Hoy la situación de millones de seres humanos se hace insoportable. Pero los jóvenes viajan como vagabundos en las autopistas de Internet para hacer realidad lo que han soñado.
Hoy se alza la esperanza de una sociedad más justa y solidaria, más consciente de que todos formamos parte del medio ambiente y constituimos una inmensa fraternidad en la que los jóvenes se saben “bandada de hermanos”. Estos jóvenes admiran a las personas capaces de comprometerse con ideales generosos y prescinden de ideologías que hacen del ser humano un objeto de mercado, de fascinación o de intercambio.