Jueves 21 de octubre de 2010
ver hoy
Hay quien piensa que nuestra vida, con todo el cortejo de sucesos, están ya determinados o predeterminados. No es esa mi opinión, respeto la contraria, aunque naturalmente no la comparta.
Esto se me ocurre como consecuencia de algún comentario o de algo que te han contado. Soy de los que piensan que la suerte se te ofrece -cuando la buscas, habitualmente no aparece- a tu paso y se tiene la oportunidad de amarrarse a ella. Pero la desgracia, la mayoría de las veces, te la ganas. Y cuento porqué escribo esto:
Hace unos días, una conocida me comentaba lo frecuente que es oír: Hay que ver la mala suerte que tienen fulanita o menganito, se le mataron los padres en accidente de automóvil. ¿Mala suerte?..., hicieron un adelantamiento suicida y se metieron debajo de un camión.
Y, otra que la ha dejado su marido. No era su marido, que se juntó con un casado con varios hijos y para colmo era un delincuente y se largó al extranjero. Pero… también lo de la hija; la hija se lió con un “bicho raro”, que la plantó por una tailandesa. Y también, no me digas que no es mala suerte lo del chico que el otro día no vio el coche que venía de frente y le destrozó. ¿Mala suerte?..., iba hasta las orejas de droga.