La actividad de escribir de los periodistas y articulistas de la prensa de cualquier país del mundo es de extraordinaria importancia y generalmente es tomada en cuenta por los gobiernos, sin excepción. Los articulistas estuvieron siempre al lado y defendiendo las corrientes progresistas y sus informaciones, comentarios y análisis con frecuencia hicieron cambiar el curso de la historia. Sin embargo, esa labor enfrenta graves peligros, como los que al presente encara ante grupos terroristas, pandillas y gobiernos intolerantes.
En particular, esa actividad de los articulistas es muy importante en la vida nacional, desde los primeros años de la vida de la Nación, con los pasquines subversivos del tiempo de la Colonia, con “El Cóndor de Bolivia” o el caso paradigmático del periodista Cirilo Barragán, que por combatir contra el despotismo, fue fusilado en 1865 por el déspota Mariano Melgarejo. Ese personaje es el primer mártir de la prensa política de la historia nacional, aunque fue sepultado en el olvido por conveniencias partidarias.
Esa tarea periodística nunca estuvo al margen de los intereses populares y siempre fue objeto de represión e intentos de someterla a represión y leyes mordaza, aunque finalmente se impuso la verdad y los intentos por acallarla se desmoronaron hasta sus cimientos. Las trompetas de Jericó de la verdad histórica derribaron siempre las murallas de las tiranías antinacionales y antidemocráticas.
Los periodistas se refieren siempre a la verdad de los hechos. Se someten a ellos. En otras palabras, con su labor rechazan la espontaneidad y la convierten en acción consciente. Sin ellos no habría la facultad de raciocinio, generalización, ni la existencia de ideas y teorías. No habría quien capte las necesidades históricas de las masas. Un político dijo al respecto que “no hay acción revolucionaria sin teoría revolucionaria” y sin esa condición los pueblos vivirían bajo la esclavitud, sin posibilidad de obtener su libertad, o en aquellos tiempos del oscurantismo cuando se sostuvo que “la emisión del pensamiento está sujeta a reglamentación ministerial”.
Esa es la importancia de los periodistas y comentaristas de prensa en todo el mundo, pese que en algunas partes no son tomados en cuenta por algunos gobiernos y hasta quieren someterlos al silencio, aunque siempre son escuchados por el pueblo. Al parecer en Bolivia las opiniones de los articulistas de prensa caen en saco roto y se diría que están predicando en el desierto, aunque finalmente ocurre que sus puntos de vista se materializan y se confirman en los hechos, más temprano que tarde.
Con meridiana claridad un articulista de EL DIARIO afirma: “He perorado en mis artículos permanentemente sobre qué es seguridad social y qué es seguro social”, e insiste en que pese a denunciar graves errores, nadie lo escucha y concluye: “A veces algunas publicaciones hacen eco en los lectores, otras veces, a pesar de haberlas leído, les interesa un ‘comino’ el que existan personas que orientan y que desean que los gobiernos no tengan problemas porque estos modelos traen consigo perjuicios para todos los ciudadanos de un país”, denuncia que cae como anillo al dedo en cuanto a lo que sucede en el país.
Fuente: El Diario, La Paz 29-9-2010
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