Quedaron atrás las bromas de mal gusto, las frases altisonantes, acusaciones de orden político y muchas indirectas personales que fueron rescatadas por los medios de comunicación de Bolivia y el Perú, cuando sus mandatarios se ocupaban de lanzarse dardos, con cierta ligereza desde el país y respondidos con la diplomacia característica desde el Perú.
Mucha agua corrió bajo el puente de las relaciones diplomáticas entre ambos países “tradicionalmente hermanados” por su historia, sus tradiciones y hasta por las consecuencias de una guerra injusta que cercenó territorios de las dos naciones, el Perú y Bolivia, por parte de Chile en guerras oprobiosas.
El Perú vecino en enorme extensión territorial, compartiendo inclusive jurisdicción en el Lago más alto del mundo, el Titikaka fue aliado de nuestro país en muchas ocasiones para enfrentar una serie de hechos que alteraron la paz ciudadana de Bolivia y cambiaron el destino de la democracia.
Luchas conjuntas, anhelos paralelos, un destino común para alcanzar iguales objetivos fueron parte de las tradicionales relaciones que se alteraron sólo por los impulsos discursivos de nuestro mandatario en circunstancias poco afortunadas e igualmente respondidas por el gobernante peruano, situación que por supuesto no alcanzó el climax que muchos políticos esperaban en ambas naciones.
Se impone la realidad, la fuerza natural de la hermandad y la proximidad de la historia y las tradicionales y fraternas relaciones de siempre que han marcado hasta ahora pautas muy precisas para avanzar en planes conjuntos de desarrollo, tan parecidos inclusive por las riquezas de recursos naturales que poseen ambos países. Excepto la riqueza del mar que nos fue cerrada por país vecino, pero que podría reemplazarse en uso y beneficio nacional gracias a un acuerdo de hace años cuando se concedió a nuestro país el Puerto Libre en Ilo, allí donde en las pasadas horas los mandatarios del presente se reunieron para restablecer plenamente sus relaciones y por parte del Perú reafirmar la vigencia del proyecto Boliviamar, que realmente abre la mejor opción para que Bolivia retorne al Pacífico con mayor libertad y amplitud para futuras operaciones en un Puerto con bandera boliviana y con la libertad de manejar sus operaciones de importaciones y exportaciones.
Un diálogo fraterno entre “suaves chascarillos” de los presidentes dejó de lado insinuaciones como la premiación de Vargas Llosa calificada por Evo Morales como “sospechosa” y la inmediata alusión de Alan García al referirse al mandatario boliviano como el seguro ganador del premio Nóbel de reelección.
Pasaron las insinuaciones, hubo otras frases más directas pero se impuso el buen criterio de amistad y abierta diplomacia, para reafirmar los vínculos que unen por siempre a Bolivia y el Perú. Una jornada feliz que nos muestra otro ejemplo muy claro el valor del diálogo y el manejo de la diplomacia sin ninguna injerencia partidista.
Fuente: LA PATRIA
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