El 6 de Octubre, además de ser una fecha importante, que los Orureños estamos rescatando de los anales de la historia, personalmente para mí es un día especial, ya que mi papito, Enrique Miralles como todo buen orureño, eligió justamente ese día para dejar este mundo.
No me parece casual, que el Museo de LA PATRIA se inaugure justamente como un homenaje al 6 de Octubre. Tampoco me parece casual que todo el conglomerado de personas que han hecho posible este proyecto hayan estado impulsados por uno de sus nietos: Marcelo Miralles Iporre y que sea otro de sus nietos quien realizara toda la instalación eléctrica: Marcelo Macías Miralles.
No hay casualidades, en todo este sincronismo de eventos, en todo este concierto de voluntades, veo yo la divina providencia. Dios que nos ayuda, Dios que nos impulsa y que en el momento preciso Provee. ¿Por qué digo esto?
La idea estaba dada, hace muchos años, todos hablábamos de que sería lindo hacer un museo y mostrar al mundo esas reliquias que estaban mal guardadas y deteriorándose; pero faltaba ese impulso, ese ímpetu que han aportado las nuevas generaciones. Es la fuerza de la juventud que con nuevos bríos, ha podido vencer obstáculos, que no se amainó ante las dificultades y que cuando se propuso esta meta, luchó para lograrla, aún a costa de sacrificios y desvelos. Buscando nuevas ideas, buscando aprovechar los recursos existentes, buscando reciclar materiales, con entusiasmo con pasión por su causa y por qué no decirlo, con un gran amor, ¡...Como lo hubiera hecho su abuelo!
Tal vez porque lo llevan en la sangre, o quizás intangiblemente estaban siendo guiados por ese espíritu ancestral que amaba entrañablemente a su “Orurito” y que también amaba entrañablemente “a la familia de LA PATRIA”. Tal vez igualmente tienen el privilegio de haber heredado ese espíritu emprendedor de Enriquito, quien solía exclamar con entusiasmo: “Adelante con los faroles” y que tenía como uno de sus lemas: “Se pensó y se hizo”.
En esta ceremonia, participaron emocionados, acariciando sus recuerdos, los periodistas de la vieja generación formada por don Enrique Miralles, quienes son ejemplo de las nuevas generaciones.
Junto a ellos los antiguos linotipistas, cajistas, armadores y prensistas, que tuvieron que archivar su pericia en el gremio gráfico para convertirse en expertos en computación, apegándose a su fuente de trabajo con cariño, abnegación y sacrificio, para caminar al paso de las innovaciones y crecer con el cambio.
Más de una persona presente en el acto inaugural del museo, evocó el recuerdo de ese mentor de generaciones, más de una persona percibió a su espíritu presente en todo ese proceso que concluyó con el acto inaugural. Entrar en el ambiente donde está el museo ha sido para muchos como entrar al periódico que Enrique Miralles nos legó... tal como él lo dejó.
Comentando esta última idea con Marcelo Hijo, el me respondió que esa era la idea... quedando aclaradas todas mis conjeturas. Finalmente, puedo concluir estas reflexiones con lo siguiente:
He aquí otra analogía interesante, pues así como los orureños rescatan para la memoria colectiva, la historia del 6 de Octubre de 1810, LA PATRIA, como era antes, es rescatada de entre escombros, para la memoria colectiva de los orureños.
Con el cariño de siempre...
La Hija
Fuente: LA PATRIA
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