No se trata de una posición que estuvieran asumiendo los periodistas del país, a raíz de la promulgación de la ley contra el racismo y la discriminación, lo cierto es que los encargados de recoger, procesar y elaborar las noticias, siempre han sido defensores de los derechos humanos, de las libertades y de la democracia, implícitamente contrarios a cualquier forma de discriminación, aunque paradójicamente, también han sufrido en carne propia este mal que practican los políticos y con mayor fuerza cuando están en el poder.
Menos mal que se han efectuado una serie de análisis de contenidos periodísticos, tanto publicados en medios escritos, como difundidos a través de radioemisoras o canales televisivos, la sorpresa es que, en todos los medios privados no existen ni siquiera atisbos de racismo o discriminación, lo que significa que se asume responsabilidad plena sobre la emisión de noticias y comentarios.
Sin embargo, en el otro frente, con poderosos medios de comunicación, como el canal estatal, una cadena de emisoras oficiales y un periódico, se observaron actitudes discriminatorias, en el tratamiento de las noticias, pero mucho más en la especialidad de entrevistas.
El asunto es simple, ¿dónde se discriminaba siempre y dónde se continúa con esa práctica?, lo evidente está en la observación que se hace en la actualidad del comportamiento de los periodistas a través de los medios, con un resultado inmediato que ataca la discriminación y rechaza el racismo, salvando algunas de las observaciones.
Parecería contraproducente hablar del tema en el tiempo presente, pero la urgencia de exponer criterios claros a la población, obliga a los periodistas a desarrollar un trabajo muy meticuloso que no implique riesgo de ninguna índole a nivel personal o que pueda complicar a un medio, simplemente se trata de “cuidar las espaldas”, pero sin renunciar a los derechos de informar verazmente y seguir denunciando cualquier signo discriminatorio que afecte la dignidad de personas, vulnerando los derechos humanos.
No hay renunciación a los derechos consagrados por la propia Constitución para ejercer el derecho a la libre expresión, lo que sucede es que también se pone en práctica un sistema de autorregulación que haga viable la continuidad del trabajo de prensa, sin que se llegue a la instancia inmediata de la autocensura, no lejana, justamente cuando “la espada de Damocles” pende sobre la cabeza de periodistas y hay un “caballo de Troya” listo para arremeter contra los medios… la información seguirá fluyendo en las redacciones donde hayan periodistas dispuestos al sacrificio para cumplir su apostolado de servicio a la comunidad.
Que quede claro que, los periodistas y los medios, nunca antes y menos ahora se oponen a una ley contra el racismo y la discriminación, sólo exigen que no se utilice este argumento para coartar la libertad de expresión, poniendo en riesgo las libertades ciudadanas y las fuentes de empleo si llegaran a cerrarse medios de comunicación.
Lo que se plantea alternativamente es el respeto pleno a la Carta Magna, en el caso presente, lo que establece los artículos 106 y 107 en todos sus parágrafos que son concluyentes en defensa de la libertad de expresión y una forma no presionada de autorregulación. Éste es el tema del momento en una ratificación de la voluntad de los periodistas para seguir luchando contra toda forma de racismo o discriminación, venga de donde venga.
Fuente: LA PATRIA
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