No cabe duda que la fe mueve montañas y en las pasadas horas 33 mineros fueron rescatados de la profundidad de una montaña minera en la que se produjo un derrumbe que sepultó a los trabajadores en una profundidad de 700 metros, donde permanecieron más de 60 días, esperanzados en ser salvados.
Se dio el hecho del rescate más impresionante del último tiempo, con el uso de moderna tecnología, con el sólido apoyo del gobierno chileno para solventar el movimiento de centenares de personas y un impresionante material técnico que respondió con eficacia a la hora de la prueba. Sin embargo, para los mineros rescatados y sus familiares lo importante fue la fe con que se encaró todo un gigante operativo que culminó exitosamente.
En otras circunstancias, en otro sitio y bajo otras condiciones posiblemente la tragedia hubiera sido el final de un accidente minero que puede darse por las circunstancias propias de terreno y otras condiciones que son parte de la adversidad. En la mina San José de Copiapó, región de Atacama, la minería chilena sufrió un accidente de gran proporción que puso en riesgo la vida de 33 personas, las que no obstante confesaron a tiempo de ser rescatadas que nunca perdieron la fe en el Supremo Hacedor.
El presidente de Chile Sebastián Piñera que permaneció en el lugar junto a su esposa durante todo el operativo de rescate, en varias ocasiones agradeció a la Divina Providencia por permitir las circunstancias favorables para salvar la vida de trabajadores y por mantener viva la esperanza de familiares y de toda una comunidad que tampoco perdió la fe.
En la mina de Copiapó 33 hombres vivieron en tinieblas más de 60 días, pero confesaron haber estado iluminados por la fe y seguros de que el milagro de su salvación era justamente…cuestión de fe.
Chile se levanta lentamente después de la tragedia de un terremoto que causó estragos, víctimas y muchas pérdidas. Piñera se hace cargo de un Estado que confrontó inmediatamente la solución de los problemas causados por el fenómeno natural, pero lo hace con fe. Y ahora enfrenta otra tragedia que en sus primeros días parecía un hecho de fatales consecuencias, con todo como se dice “surge la luz al final del túnel” y esa fue la luz de la esperanza y la fe que salvó a los mineros de San José.
Hay que hacer referencia a estos hechos porque constituyen un claro ejemplo del poder de la fe, aún para los incrédulos, lo que sucedió en Chile es parte de una coordinada idea masiva, desde los afectados, sus familiares, el presidente y sus colaboradores, los profesionales y técnicos del rescate todos con la fe puesta en un objetivo, rescatar con vida a los 33 mineros.
Se dio el efecto de unir pensamientos y alcanzar objetivos, es una muestra de lo que importa la fe, la devoción, la entrega total al poder y la fuerza de un Ser Supremo que no hace distinciones, porque para Él todos son iguales.
“Sólo Dios puede dar la fe, pero tú puedes dar tu testimonio. Sólo Dios puede dar la esperanza, pero tú puedes inspirar confianza en tus hermanos”, eso sucedió en Chile y el ejemplo debe servirnos para encarar con fe la solución a los problemas que confronta nuestro país. Todo es cuestión de fe.
Fuente: LA PATRIA
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