Ésta es una fecha histórica especial que recuerda la acción de varios orureños, que saliendo en defensa de su dignidad y rechazando la dominación de los fuertes asumieron el reto de conspirar, llevar adelante una revolución y sacar del esquema totalitario y atrabiliario a la mayoría de ciudadanos que desde hacía tiempo sentían el yugo y no atinaban a rebelarse.
Alguien tenía que motivar la reacción de los criollos frente a los déspotas del imperio, se necesitaba además transmitir, irradiar, contagiar valor y esperanza, uniendo esfuerzos para cumplir el objetivo de recuperar derechos y libertades, viviendo en la propia tierra, sin restricciones y sin amenazas, con seguridad para progresar y sin discriminaciones de ninguna índole.
Toda revolución produce cambios, eso es inevitable, el hecho es que deben ser direccionados en sentido positivo para que los efectos sean de beneficio común y se sientan en la profundidad de espíritus y en la constitución física de quienes adoptan la responsabilidad de avanzar y consolidar ideales en pos de mejores días para toda la población.
Han transcurrido doscientos años de la rebelión del 6 de Octubre y en este tiempo el ejemplo de los patriotas ha sido emulado por muy pocos orureños, pues sigue faltando vigor, confianza, voluntad y capacidad como para encarar los desafíos del presente, que si bien ya no contemplan a dominadores externos, nos presentan a otros interpretes del poder centralista que sigue siendo motivo de oprobio y causa del atraso de pueblos como el nuestro que necesita sacudirse del marasmo, para recuperar su condición revolucionaria y encarar su desarrollo constante.
Son otros tiempos, es cierto, aunque arrastrando de siempre un factor negativo que es la apatía ciudadana frente a la realidad que golpea conciencias pero no levanta el espíritu de lucha para combatir a los enemigos del progreso, esos ciudadanos abúlicos que “viven bien” sin importarles cómo vive el resto.
Hay que hacer una nueva revolución, conciencial, de manera que se despierte al verdadero orureño para que más allá de la indiferencia, del conformismo, reviva el espíritu de lucha para enfrentar los problemas que nos aquejan, presentando nuestras propias alternativas, esas que deben estar luego en el régimen de la autonomía departamental, señalando derroteros ciertos para cumplir todos los proyectos que nos hemos propuesto y que deben ser una realidad por convicción regionalista y no por simple posición partidista.
La celebración de hoy es el homenaje a los patriotas que buscaron mejores días para nuestra comunidad, liberándola de yugos y opresión, debe ser ejemplo que con la transformación del tiempo nos permita recuperar ese valor de lucha que necesitamos para enfrentar la adversidad, el centralismo y las posiciones partidistas que son parte de las trabas que detienen nuestro desarrollo.
Hay que abrir la “libreta de notas” para calificar a los orureños que trabajan por su comunidad, empezando por las autoridades, pasando por los parlamentarios y siguiendo por la dirigencia institucional en general, de manera que quienes no cumplan sus deberes tendrán mala nota y serán aplazados, eso significa perder las gabelas de ostentación que da el poder político. Los buenos ciudadanos serán enaltecidos por su pueblo.
Fuente: LA PATRIA
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