Miercoles 06 de octubre de 2010

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Despertó…
Temblando de frío
Entumecida por el sereno.
Perlada de rocío.
La cobija de niebla
Se fue levantando
Del lecho montañoso
Que se iba clareando.
Un fulgurante y dulce dedo
Tocó el duro y blanco río,
Que descongelándose del frío
Murmuraba muy quedo.
Dos juruk’utas perdidas
En el sueño de su amor,
Fueron sorprendidas
Por el sol y el calor.
La quena de los tiempos
Enviaba enamorada,
Sus cantos más puros
A los pajonales rudos.
Lloraba la pampa…
Solitaria, impotente.
Destrozada por la canícula
De un cruel y duro
Sol ardiente.
Llegando el ocaso,
La antawara mostraba,
Cual sangrante y triste Pegaso
Un cielo que ardiente se moría…
De plata era la cuna
En el inmenso suelo,
Cuando el séquito de la luna
Se extendió por el cielo.
Desde pretérito tiempo naciente,
Cada noche es de tormento.
Para esta tierra que espera paciente,
Un nuevo día de sufrimiento…
Fuente: LA PATRIA