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Domingo 03 de octubre de 2010

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Revista Dominical

Restos de Hernán Cortés: 400 años de peregrinación

03 oct 2010

Fuente: México (PL).-

Por: Félix Albisu

Posiblemente lo preservado de la osamenta de Hernán Cortés sea uno de los despojos humanos que más han deambulado en el tiempo por distintos sitios; se trata de un peregrinar de casi 400 años.

El conquistador español del imperio Azteca murió en Castilla el 2 de diciembre de 1547, donde recibió la primera sepultura. Sin embargo, el viaje interminable de sus restos abarcó no pocos sitios, principalmente ya en territorio mexicano.

Los vestigios de Hernán Cortés Monroy Pizarro Altamirano (Medellín, Badajoz, 1485) fueron traídos a tierras mexicas en una urna forrada de terciopelo en 1566 y entonces fueron sepultados en San Francisco de Texcoco, hoy un municipio del vecino estado de México.

Pero quienes promovieron que descansara definitivamente en la Nueva España, el lugar donde hizo historia, más para mal que para bien, nunca imaginaron que su ornamenta duraría depositada en aquellas tierras de lagos solo 63 años.

De Texcoco sus restos fueron llevados a la Capilla de los Franciscanos en 1629, para permanecer en aquel sitio otros 87 años.

Posteriormente, en 1716, los historiadores dan cuenta de que la urna cambio de nuevo de aposento, con su ubicación en el Retablo Mayor, hasta que de nuevo, en 1794, se le trasladó al Hospital de Jesús.

Fue precisamente en ese lugar, donde hoy se ubica la unión de las céntricas calles Pino Suárez y 20 de Noviembre --conocido en épocas de la conquista como Huitizilan-- donde el Marqués del Valle de Oaxaca (título otorgado por el Rey a Cortés) fundó lo que se afirma constituyo el primer cementerio de América, que bautizó como la Purísima Concepción.

Ahora al sitio se le conoce como Hospital de Jesús y en él Cortés se había encontrado por primera vez al emperador Moctezuma.

Aun no se sabe por que escogió aquella ubicación para edificar el nosocomio que aquí consideran el pionero del Hemisferio Occidental.

Pero tampoco en la Purísima Concepción encontró el descanso definitivo el Gobernador y Capitán General de la Nueva España.

Las crónicas de la época afirman que en 1716 fue retornado al Retablo Mayor y otra vez en 1794 el cofre con sus restos volvió al Hospital de Jesús.

Los aires independentistas de principios del nuevo siglo provocaron la ira de criollos que quisieron incinerar sus vestigios y esparcir las cenizas, pero la todavía influyente presencia hispana en México consiguió que sus restos fueran escondidos desde 1823 y por espacio de 13 años permanecieron ocultos bajo una tarima.

Se afirma que otra vez en 1836 los restos de Cortés cambiaron de morada, a la ubicación pública anterior del Hospital de Jesús.

Un siglo después, el gobierno mexicano decidió recuperar y realizar estudios de las reliquias del conquistador.

Justo al lado del Hospital de Jesús, sus vestigios fueron situados en 1946 por última vez en el Templo de la Inmaculada Concepción y Jesús de Nazareno, en el Centro Histórico del Distrito Federal, muy próximo al Zócalo capitalino.

Aquel hijo de los hidalgos extremeños Martín Cortés y Catalina Pizarro, había embarcado hacia el Nuevo Mundo en 1504, ya graduado de leyes en la Universidad de Salamanca.

Abandonó Santiago de Cuba el 10 de febrero de 1518, tras sus desavenencias con el gobernador de la isla, Diego de Velásquez, para emprender la conquista de Yucatán, donde fundó la primera villa, Santa María de la Victoria, y más tarde Villa Rica de la Vera Cruz.

El 16 de agosto de 1519, Hernán Cortés inició su expedición al interior de México, que lo llevó al desencuentro y conquista del Imperio Azteca el 8 de noviembre de 1519.

No obstante fallecer en su original España, el destino le deparó que sus reliquias regresaran a América y quedaran para siempre a solo cientos de metros de distancia del templo mayor de Tenochtitlán, la antigua capital mexica.

(*) El autor es corresponsal jefe de Prensa Latina en México.

Fuente: México (PL).-
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