Los internos de San Pedro de Oruro viven hacinados
30 sep 2010
Por: Román Eddy Ramírez Rocha
ANTECEDENTES
A inicios de la vida Republicana, cuando la minería estaba en su auge, y Oruro se convirtió en una ciudad poblada, con diversas características de cultura de sus habitantes, se veía la necesidad de contar con recinto penitenciario.
En aquella época no se contaba con una infraestructura adecuada, pero ante los hechos delictivos tenía que improvisarse un recinto de rehabilitación.
Sin contar con datos precisos se indica que los actuales predios de la cárcel de San Pedro de Oruro, eran un convento de monjas el cual fue acondicionado para cumplir esta función. Pero también se manifiesta que estos predios servían como un recinto de expendio de productos agrícolas, (tambo).
La actual cárcel de San Pedro, data de 1844, desde entonces ha recibido modificaciones físicas y de mantenimiento, que no han sido suficientes para las necesidades básicas de los reclusos, quienes habitan en forma inhumana en pleno siglo XXI.
SITUACIÓN ACTUAL
En la actualidad se encuentran 288 reclusos en el penal de San Pedro, entre mujeres y varones y están distribuidos en cinco pabellones, completamente hacinados, donde en algunas habitaciones viven entre cinco y seis personas, algunas internas viven con sus pequeños hijos, donde en muchos de los casos los niños asisten a la escuela y retornan al recinto penitenciario.
En las celdas en época de lluvias, hay goteras, las paredes de arcilla desprendiéndose en pedazos por la antigüedad de la misma, piso de tierra, cemento, y ladrillo, fríos como las noches privadas de libertad.
Cada uno de los pabellones, tiene su característica propia, en algunos casos se tienen a personas de la tercera edad, en la sección primera se encuentra una persona de 72 años con problemas agudos de respiración que puede contagiar a los otros internos hacinados en la misma habitación.
Es insólito que en un penal no exista atención en la posta sanitaria durante las 24 horas, menos con especialidad. Se tiene a un interno que se encuentra mal de la vista y nadie puede hacer nada porque no se cuenta con la atención médica necesaria menos los insumos médicos, mientras un solo medicamento sirve para remediar todos los males.
Es realmente inhumano convivir en una sola habitación y hacinados entre seis personas y uno de ellos con ataques epilépticos, en otras secciones se puede constatar que hay personas con desequilibrio mental, otros que perdieron la voz y que necesitan de centros de rehabilitación especializada.
No se cuenta con ambientes apropiados para los diferentes talleres, como ser carpintería, cerrajería, sastrería, confección de deportivos, zapatería, repostería, peluquería y otros.
NUEVA CÁRCEL, PERO… ¡YA!
Los internos desde hace varios años piden atención de las autoridades, a sus demandas más elementales como seres humanos. Si bien están privados de libertad física, no están privados de razonar.
Por ello con la mayor razón del mundo, y en sus justas demandas piden al creador iluminar a las autoridades para que se gestione y se construya una nueva cárcel acorde a nuestra época.
Así fue comprendida por las autoridades de entonces, y el Ministerio de Gobierno convocó a la licitación MG/LPN/008/2005, relativa a la “Construccion Primera Fase Nueva Cárcel Pública de Oruro”; en aquella oportunidad ya se tenían los antecedentes de anteriores gestiones que han dejado una serie de problemas administrativos en procesos de contratación, que van desde sobre precios, a tráfico de influencias, por lo que se realizó una serie detallada de análisis de la licitación.
No obstante se ha podido detectar exceso en el presupuesto final de la obra, el diseño no cuenta con requisitos mínimos para aplicar el sistema progresivo de reinserción a los internos, la planificación del conjunto total, en cuanto a la planimetría del proyecto, no está de acuerdo a los requerimientos del artículo 8 de la ley de ejecución de penas. “Para la planificación y diseños de nuevos espacios carcelarios se procederá a tomar en cuenta los sistemas de régimen cerrado, régimen intermedio y régimen abierto”, que no están previstos en esta nueva cárcel; de la misma forma no cuenta con espacios educativos y culturales dentro este nuevo recinto, que no está concluido y de hecho no están en su proyecto.
De quien fue la idea de construir un recinto domiciliario, perdón quise decir una nueva cárcel para Oruro; porque inspeccionado cada una de las celdas en particular, se puede notar una falta de cumplimiento en los requisitos mismos de privacidad en relación a la disposición de la altura del techo, instalación de energía eléctrica, la disposición de las camas, pertenencias de baño y ducha.
Este proyecto no cuenta con espacios de distracción y recreación, no existe posta de asistencia médica, la cual tendría que disponerse en aplicación de la ley de Ejecución de Penas y Supervisión.
No se ha tomado en cuenta la seguridad, todo proyecto de esta naturaleza debe considerarse la colocación de mallas aceradas en los muros, pisos, ventanas, etc. Lo cual no existe en esta obra, donde se ha realizado un trabajo domiciliario y de mala calidad, el diseño de este recinto penitenciario es totalmente inadecuado y hostil.
Nuestro sistema penitenciario en general es radicalmente distinto a lo que dispone nuestro ordenamiento jurídico relacionado con la materia; ya que nuestro código penal vigente, cuando trata de la sanción, establece que esta comprende las penas y las medidas de seguridad y que la pena tiene como finalidad, la enmienda y readaptación social del delincuente; así como en el cumplimiento de las funciones preventivas en general; este código establece además. Que la pena de presidio y de reclusión deberá cumplirse en centros organizados de acuerdo a los principios del sistema progresivo; la ley de ejecución de penas y Sistema Penitenciario, señala cómo y cuándo se procederá a la clasificación en los distintos grados y periodos.
La sola mención de estos principios y postulados contenidos, dentro de nuestro Ordenamiento Júridico,relativos a nuestro sistema penitenciario, nos lleva a creer que nuestro país cuenta con un Sistema Penitenciario que se adecua a las corrientes más modernas de tratamiento al delincuente, pero una vez más se pone en manifiesto la tantas veces nombrada dicotomía entre la teoría de la norma y la aplicación real de lo normado, hecho que hace virtualmente imposible la implementación de cualquier tipo de sistema penitenciario, contando con un régimen carcelario caracterizado por una insuficiencia de espacio físico; una desatención de los servicios básicos; una carencia de asistencia al interno para lograr su resocialización y donde las contradicciones culturales,sociales,económicas y políticas del mundo externo, se producen al interior de las cárceles con mayor crudeza.
Esa es una cruda realidad de este nuevo recinto penitenciario, ¿habrá alguien que le ponga coto a esta laceración de los recursos económicos del estado?
(*) Licenciado en Comunicación Social, Periodista
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