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Domingo 19 de septiembre de 2010

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Revista Dominical

El bolero seductor

19 sep 2010

Fuente: LA PATRIA

Por: Javier Claure C.

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Acabo de escuchar el CD número cinco de mi colección de boleros y mi pensamiento viaja por esos acordes que se inmiscuyen en el corazón de cada ser humano. Y aunque no pertenezco a la generación de parejas que bailaron o bailan este tipo de música, me declaro un amante de este ritmo musical. Cuenta la historia que el primer bolero fue escuchado, en diciembre de 1885, en Santiago de Cuba. En aquel entonces se hacían fiestas después de las jornadas de trabajo, y en una de esas actividades se cantó el bolero titulado "Tristezas", del legendario músico cubano José "Pepe" Sánchez como popularmente se lo conocía.

El historiador colombiano, Jaime Rico Salazar, cuando se refiere a José "Pepe" Sánchez en su libro "Cien años de boleros" dice: "Vivió entonces, en aquellos años, el Bolero su etapa de formación y estructuración. Se considera a José "Pepe" Sánchez como el pionero en definir los rasgos estilísticos del bolero." Desde Cuba, con Sindo Garay, se exportó el Bolero a Puerto Rico, México y a otras latitudes del mundo. Este género musical pasó, de esta manera, a ser parte del romanticismo. En Miami celebraron, hace muchos años, el "Centenario del Bolero". México dio grandes cultores e intérpretes de boleros. El cantante Luis Miguel, ha sabido transmitir la canción romántica a las generaciones jóvenes, y reconoció que no habría logrado tanto éxito sin el bolero.

La pasión amorosa, las melodías románticas, el erotismo, la fugacidad del amor, la tragedia sentimental etc., son temas inagotables para componer boleros. La búsqueda de la persona amada se pone en alto relieve. Hay algo profundamente conmovedor para crear este tipo de música. Se dice que el compositor cubano, Nilo Méndez, empezó a componer el bolero "Aquellos ojos verdes" (1929), cuando se enamoró de Conchita Utrera. Esta hermosa mujer, de ojos claros y hermana del poeta Adolfo Utrera, conquistó locamente el corazón de su admirador.

Hace un tiempo atrás escuché un comentario en la radio, acerca del Festival Internacional de Boleros en La Habana y Santiago de Cuba. Alguien decía: "el bolero nunca muere mientras dos amantes tengan algo que decirse". Evidentemente, el bolero es la música de la seducción donde los enamorados bailan abrazados mejilla a mejilla, murmurando secretos de color oro. Ese discurso amoroso que sale melodiosamente de los altavoces, llena de vida el vértigo de la existencia. Los amantes podrían también estar sentados, frente a frente, tomando un trago de ron añejo con la mirada perdida entre sí y, al mismo tiempo, escuchando esa melodía dulzona como música de fondo.

También cabe la posibilidad de que los amantes, por circunstancias de la vida, estén separados por una enorme distancia o, quizá, ya no existe ese amor como tal. Y aquí está, entre otras cosas, el secreto de los boleros. La relatividad de la pasión o del amor es casi igual a la relatividad del tiempo. Dos amantes que se encuentran a distancia, se aman y no se ven, pero puede que exista una pasión amorosa que acorte esa distancia. A lo mejor esa pasión entrañable se rompe como un cristal en mil pedazos. El amor desdichado o a punto de serlo, es el tema de un gran porcentaje del cancionero de boleros populares de todos los tiempos. Esa nostalgia que producen sus letras, esa melancolía típica que se resume en suspiros son particularidades aceptadas por la mayoría de las personas.

La voz de los grandes boleristas, que parece que estuvieran cantando con una lágrima en la garganta, refleja la ruptura sentimental. ¿De qué otra cosa hablan sus letras sino de eso? Que nadie sepa mi sufrir. Contigo en la distancia. Bésame mucho. Adoro. Desvelo de amor. La última noche. Solamente una vez... etcétera. De ser esa la razón, habría que mencionar a Luis Dimas que cantaba sobre cómo Dios creó al hombre y de com-pa-ñe-ra a la mujer, tra-la-la.

Ahora bien, como podemos observar a nuestro alrededor los tiempos han cambiado. Estamos en la era de la informática. Se imponen ritmos y corrientes diferentes y se van; pero el Bolero es la expresión del romanticismo que jamás pasa de moda. Para los amantes de este género musical, transcribo un párrafo del bolero llamado “Tristezas”:

Autor: José “Pepe” Sánchez

Tristezas me dan tus quejas mujer

profundo dolor que dudes de mí

no hay pena de amor que deje entrever

cuando sufro y padezco por ti...

La vida es adversa conmigo

no deja ensanchar mi pasión

un beso me diste un día

lo guardo en mi corazón...

Fuente: LA PATRIA
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