Sábado 18 de septiembre de 2010
ver hoy
Sí, salvemos a Sakineh. Pero aprovechemos la gran movilización, el clamor mediático de un “caso-símbolo” de esta naturaleza, para que la influencia de la sociedad civil sobre los líderes mundiales no decaiga.
Tenemos que salvar a todos los que son torturados; a los niños-soldados; a los de Gaza, vilmente asesinados en sus escuelas; a los que mueren de hambre todos los días; a los niños, mujeres y hombres que viven en situaciones de extrema precariedad, desesperanzados, desamparados.
Salvemos a Sakineh, pero al mismo tiempo contribuyamos a evitar, por la constancia del poder ciudadano, por la resistencia ya decididamente manifiesta, que vuelvan a producirse violaciones de los derechos humanos como las de las prisiones de Irak, Afganistán o Guantánamo; para que no sólo esta pena de muerte, sino todas las penas de muerte en el mundo pasen a ser imagen de un pasado que ya no volverá a repetirse. Seamos el clamor mundial que evite que el Gobierno de Irán cometa tan abominable práctica; clamor que se mantenga de tal manera, que sean muchas las mujeres del mundo que consigan la deseada emancipación.