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Domingo 15 de agosto de 2010

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Cultural El Duende

Nocturno imperio

15 ago 2010

Fuente: LA PATRIA

¿Aún más?

No. basta ya. Disueltas

aguas, cuando el joyel de fuego se rompe.

Más añorada perla, muy sutil

la blancura de una espalda. este relámpago

de la nieve en tu vientre, en tu cuerpo tibio,

dorado como el otoño cuando mueve hogueras,

mío ya para siempre en la noche de los cuerpos,

esta luz de mi recuerdo, todavía

más viva porque una vez más los ojos

crean esta luz, de bronce, de cobre,

la herramienta viva del cuerpo diamantino.

Cincel de fuego, de nieve. El agua ¿es

su claridad transparente? Disolverse el alma

como en el pozo de una mina. El hombre sabe

las celadas de la luz, del cuerpo. La música,

con tanta claridad, no nos dejará ciegos,

pero dementes ¿quién sabe? Tal vez una corriente

y perderse en ella. Los primeros compases dicen

lo inestable, lo secreto, aquello que espera,

secreto como una hoja de otoño,

pero secreto mortal. ¿Quién lo sabe? ¿La piel

de los amantes, toda sol? ¿Tal vez las hojas,

verdes de tanta luz? ¿El sol, que mueve los árboles?

Porque, si cierro los ojos, es la llanura

unas aguas vivientes, un exterminio,

vides de la vendimia, cuando los oros

apesadumbran los ojos. Más oscuro, el vientre.

un imperio marino. Como cuando las cuerdas

del violín, reclamo de un vasto reino,

abren un tema, y es como si desgarraran

el cuerpo, cortina negra, boca

de escenario olvidado. Ausentes orquestas.

Esta tibieza –y es como un lienzo

vacío de pared la vida para nuestra mirada,

los oros del muro húmedo– cuando, cuerpo con cuerpo,

con alas de gerifalte, que tan fuertemente palpitan,

palpita el pecho, y es el aliento, y las hojas

con el mismo rumor se mueven: sol

con sol, apoteosis. Brillan carros.

El decorado tal vez. Este pico de púrpura.

¿De qué país? ¿De qué fuego de encrucijadas?

¿Qué otoño o invierno desgarra los cuerpos?

Cuerdas pulsadas, más sutil claridad

filtrada en los ojos. Dejadme. Sí, la música,

como un cuerpo con luz de plenilunio,

el último abismo, el fondo del fondo, las aguas

que musgosas se cierran cuando un cuerpo,

diamantino como el agua, se convierte en silencio.

Fuente: LA PATRIA
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