Dentro la administración existen dos clases de empresas que son las más conocidas: la privada y la pública. ¿Y cuál la diferencia entre ambas? La empresa privada es aquella que es administrada por empresarios privados o por sus propietarios, donde prima la inversión privada. En estas organizaciones se aprecia el cumplimiento del proceso administrativo (planificación, organización, dirección y control), porque el propietario es el máximo responsable del andamiaje empresarial. En esta clase de empresas los empleados asumen mucha responsabilidad porque cada uno sabe y conoce sus específicas funciones. Para la empresa privada primero está el cliente, el que tiene la razón y al que hay que brindarle toda la atención posible. Los privados se preocupan tanto porque el cliente quede satisfecho y con ello buscan más clientela y más mercados. Generalmente en estas empresas la administración se hace menos burocrática, más ágil y ligera. En las empresas privadas, como la Ley exige, existen sindicatos y estas organizaciones informales se preocupan de contribuir al desarrollo empresarial, porque gracias a esto se puede también generar más ingresos y por lo tanto, más estímulos para los trabajadores.
En cambio en la empresa u organización pública ocurre lo contrario, los empleados pese a conocer sus específicas funciones, no llevan a cabo con efectividad sus funciones, por lo que no asumen sus responsabilidades. Esta clase de empresas es sustentada por el Tesoro General de la Nación. Los funcionarios de estas empresas o instituciones saben de la existencia de un presupuesto de funcionamiento donde están determinados sus sueldos y salarios, por lo que sus tareas se hacen rutinarias y con poca o nada de responsabilidad. Los funcionarios de estas empresas generalmente dejan a un lado al cliente, no les interesa que queden satisfechos y existe el no me importismo, el vuélvase mañana o espere al señor "X" que nunca llega, originando con ello, las famosas "teorías de colas". La administración en este tipo de organizaciones se hace más burocrática, menos ligera y más pesada. En la empresa pública, los sindicatos, por desconocimiento u otra razón se ocupan de ser parte contraria del ejecutivo, exigiendo a éste el cumplimiento de hechos que sólo competen al mismo. Generalmente a los síndicos de las empresas públicas casi no les interesa el desarrollo empresarial o institucional.
Finalmente, toda organización tiene su ciclo de vida (nace, crece, se desarrolla y a veces muere), muere generalmente por falta de una adecuada administración y ¿quiénes contribuyen con esto?, justamente los malos administradores, los malos funcionarios, los malos representantes sindicales; por lo que hace necesario que los recursos humanos de las empresas privadas y públicas tomen en cuenta que es preciso cuidar a la empresa para evitar su muerte y, al contrario, contribuir al desarrollo empresarial.
(*) Magister en Administración de Empresas, Consultor de Empresas
Para tus amigos:
¡Oferta!
Solicita tu membresía Premium y disfruta estos beneficios adicionales:
- Edición diaria disponible desde las 5:00 am.
- Periódico del día en PDF descargable.
- Fotografías en alta resolución.
- Acceso a ediciones pasadas digitales desde 2010.