Martes 14 de septiembre de 2010
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Editorial y opiniones
Economía de palabras
Las ropas del comandante
14 sep 2010
Por: Humberto Vacaflor Ganam
Como en el cuento de Hans Christian Andersen, parece que ha llegado el momento en que hay que preguntarse, con todo respeto, si el comandante Fidel Castro no está gagá.
Decir un día que el modelo económico cubano no sirve ni siquiera para los cubanos y luego, leyendo un texto, decir que el periodista no entendió su “profunda ironía”, es mostrar que el problema es grave.
La “profunda ironía” del comandante era de veras muy profunda, porque, según él mismo la explicó, su definición sobre el modelo cubano fue una forma elíptica de decir que el modelo capitalista no sirve ni siquiera para los norteamericanos.
Quizá el comandante esperó demasiado de los periodistas que lo entrevistaron. O quizá olvidó que la ironía es una figura muy difícil de usar. En un extremo está el riesgo de que termine siendo un sarcasmo y en el otro que no se entienda y se la tome al pie de la letra.
Hay otra interpretación. El certificado de defunción de la revolución cubana, pronunciado por el comandante, fue pensado para ayudar a las reformas que aplica Raúl Castro, abriendo la economía cubana al sector privado, pero olvidó que estaban muy cerca las elecciones de Venezuela.