Lo que está definido y a fuerza caprichosa de nuestro Presidente es que el Aeropuerto Juan Mendoza de Oruro en un periodo de dos años se convertirá en una moderna terminal aérea internacional a la que podrán arribar todas las líneas aéreas que así lo deseen con fines comerciales en el transporte de carga y/o pasajeros.
De momento se dieron pasos importantes, como la suscripción de un contrato “llave en mano” que permitirá a la empresa adjudicataria eliminar algunas barreras burocráticas y asumir responsabilidad directa en la construcción del Aeropuerto Internacional de Oruro.
Por supuesto los aspectos mayormente conflictivos en el caso del contrato que ya está en ejecución corresponden a dejar expedito el terreno suficiente para el emplazamiento de largas y anchas franjas de rodaje que en su avance hacia el sector norte del aeropuerto se encontrarán con algunas barreras, como el Parque Industrial Huajara o las torres de alta tensión, el relleno sanitario de la empresa de aseo y además propiedades de urbanizaciones vecinales que en todo caso al ser expropiadas por “necesidad pública” tendrán que ser pagadas o reemplazadas con otros predios en algún sitio de la ciudad, siempre en conformidad entre las autoridades y los afectados.
Inicialmente se mencionaba que el Estado cubriría la mayor parte del obligado financiamiento para emplazar el nuevo aeropuerto, seguramente con fondos de la macro reserva existente o a través de créditos externos, de cualquier modo se cubrirán las necesidades de los contratistas para honrar el compromiso que ha sido refrendado por la máxima autoridad del país. La gobernación y el municipio tendrían cuota parte en la millonaria obligación, por lo menos eso se entiende días después de la euforia mediática cuando se entendió de manera especial eso del contrato “llave en mano” y que suponía que la empresa haría la inversión total de absolutamente todos los gastos que demanda el proyecto y el Estado con todos sus mecanismos pagaría el importe definido.
Pues parece que hay muchas modalidades de “recibir las llaves” y en ese entuerto están ahora comprometidas las autoridades, nacionales y locales, debiendo salvarse con financiamiento orureño, por ejemplo el retiro y el nuevo emplazamiento del “relleno sanitario” de Huajara donde, menos mal, tal parece que será lo único que deberá trasladarse, pero que aún así significa un elevado costo y de inversión inmediata.
El aeropuerto internacional es un proyecto definido, como asegurado está su financiamiento en la parte global de construcción, pues los otros detalles, que todavía no se sabe cuáles serán en total, se desdoblarán a la responsabilidad de las arcas departamentales, donde sabemos que no hay mucho que utilizar, tan real el hecho que sacó una frase salvadora a la alcaldesa al señalar que “habrá que inventarse” la platita para no perjudicar el proyecto.
Así y todo el pueblo de Oruro otra vez fue convencido de que las decisiones “superiores” son las que prevalecen, más aún si vienen acompañadas de los suficientes billeticos para su ejecución. No se hablará más de la ubicación ideal del nuevo aeropuerto, ya todo está “oleado y sacramentado”, sólo nos resta esperar la conclusión del proyecto, para recibir las llaves del aeropuerto.
Fuente: LA PATRIA
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