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Domingo 12 de septiembre de 2010

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Revista Dominical

Glaciares: “Una batalla por el agua”

12 sep 2010

Fuente: Buenos Aires, ANSA

Por: Rosaura Audi

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Glaciares de la Cordillera de los Andes fueron y siguen siendo afectados por la minería, que atenta contra esas preciosas reservas de agua, mientras el cambio climático obliga a pensar en la seguridad tanto alimentaria como hídrica, advirtió Sara Larraín Ruiz-Tagle, directora de la organización Chile Sustentable.

Larraín, de paso por Buenos Aires a la espera de que el Senado argentino tratara la ley de protección de glaciares, bregó por la media sanción en ese recinto de la iniciativa, que cree generará el mismo efecto en Chile.

"La batalla por los glaciares es por el agua. Es la seguridad hídrica la que está en juego. Al destruir glaciares se destruye lo que puede ser la reserva de agua en la cabecera de la cuenca, que es como un embalse congelado gratis que nos entregó la naturaleza", dijo Larraín, ex candidata presidencial en 1999, en una entrevista a ANSA en la sede de Greenpeace.

Cuando se habla de glaciares hay que distinguir dos tipos. Los blancos o descubiertos, que son los bonitos, y los de roca, mezclados con piedra o cubiertos, que albergan entre 40 y 50 por ciento de agua que alimenta las cuencas y el agua de superficie.

El proyecto de ley que en Argentina aprobó la Cámara de Diputados define que la ley se aplicará en las áreas glaciar y periglaciar (en referencia al de roca).

Esa precisión no estaba incluida en la iniciativa que había promovido el Senado -la del oficialista Daniel Filmus-, que es la que en principio querían las compañías mineras y los gobernadores de las provincias cordilleranas, ahora esto también está en duda.

A Argentina y a Chile la cordillera no sólo los divide. Un aspecto común son sus glaciares y explotaciones mineras, en las que los chilenos tienen mucha más experiencia, además de que el cobre constituye 40% de sus exportaciones.

"Pascua Lama es una condena, pero es lo que nos permitió en Chile darnos cuenta del valor de los glaciares. Porque antes no teníamos información de que la minería los estaba interviniendo", explicó Larraín.

Pascua Lama es un proyecto binacional en la alta cordillera que pretende explotar la empresa transnacional Barrick Gold, para la cual se requirió un tratado entre ambos países, firmado en 1997 por Carlos Menem y Eduardo Frei, que compromete zonas en la provincia argentina de San Juan y en la región chilena de Atacama, uno de los lugares más desérticos del mundo.

La empresa había presentado el estudio de impacto ambiental y agricultores chilenos de la zona la acusaron de mentir, al afirmar que iba a hacer el tajo en un área en la que están los glaciares Toro I y Toro II.

El gobierno obligó entonces a que se hiciera otro estudio, a cargo de Golder Associates. Del estudio de Golder se desprendió que en 17 años de exploración de Barrick (que aún no está extrayendo de Pascua Lama) el glaciar Toro I se redujo 62 por ciento y el Toro II 71 por ciento, explicó Larraín, quien mostró fotos tomadas por la consultora en 1981 y 2000, en las que se observa con claridad la intervención.

"¿Por qué se produce esto si sólo están explorando y no explotando? Hicieron caminos para la etapa de exploración, los sondeos, pusieron dinamita en glaciares, hicieron plataformas para meter los tubos de exploración. Hay una destrucción muy brutal, directa, física", precisó la antropóloga.

Un estudio realizado por el glaciólogo Alexander Brenning, de la Universidad de Waterloo, Canadá, ahonda sobre las intervenciones pasadas y actuales de glaciares en la Cordillera de los Andes y afirma que Codelco, la empresa minera estatal chilena, afectó 2,1 kilómetros cuadrados de glaciar desde 1990, equivalentes a entre 15 y 23 millones de metros cúbicos de agua.

En tanto, la minera Disputada de Las Condes (ahora Los bronces, inglesa-sudafricana) intervino un área de 0,8 kilómetros cuadrados, lo que afecta a entre 6 y 9 millones de metros cúbicos de agua desde 1988, mientras que Los Pelambres (del grupo nacional Luksic) afectó 0,26 kilómetros cuadrados de glaciar desde no antes de 2001, y eso involucra a entre 2 y 3 millones de metros cúbicos, según el trabajo de Brenning.

El mismo estudio también trabajó sobre posibles impactos futuros, entre los que incluye a Cerro Catedral, Pascua Lama, Aldebarán, Vicuña y Las Flechas (los últimos dos en Argentina).

Otra de las preocupaciones de Larraín es lo que sucede con lo que se llama el descarte o el estéril. Se trata de la roca que tiene poca concentración de metales y, como sucedió en otros casos en Chile con Codelco y Disputada Las Condes, en algunos emprendimientos es colocada al pie de los glaciares.

"Todos esos metales, esos elementos químicos, más los metales pesados, filtran al agua y por lo tanto la vuelven ácida. Un agua con contenidos químicos es fatal para la agricultura, es fatal para el consumo humano, entonces no solamente hay una destrucción física de los glaciares y una pérdida de agua o de seguridad hídrica, sino también contaminación de agua", aseguró.

No toda la cordillera tiene glaciares. La parte chilena abarca aproximadamente 10 por ciento y en el lado argentino es menor, dijo Larraín, quien exhortó a "no permitir que la minería entre en esa pequeña parte en la que están los glaciares".

"La minería se desarrolla sobre todo en zonas áridas y semiáridas, que van a estar justamente más afectadas por el cambio climático, que viene con más calor y menos agua", sostuvo, y explicó que también se está trabajando con Bolivia, Perú y Ecuador para que promuevan legislaciones de protección de glaciares.

FALTA DE AGUA EN REGIONES CHILENAS

Las regiones chilenas de Atacama y Antofagasta ya enfrentan problemas por la escasez de agua para el consumo humano y la agricultura de exportación.

La directora de la organización Chile sustentable, Sara Larraín, explicó a ANSA que la falta de agua es uno de los temas vinculados los problemas que acarrea la minería porque los yacimientos mineros en están en zonas áridas, como el desierto de Atacama, y la región de Antofagasta.

"Uno es mitad del desierto de Atacama y el otro es una región semiárida y en ambas regiones hay problemas serios de estrés hídrico", precisó.

En Antofagasta "hay enormes conflictos con las comunidades indígenas aymara y atacameña porque las mineras han ido a buscar agua a la parte alta de la cordillera, en el altiplano y han secado los bofedales en los cuales pasaba su economía ganadera de camélidos", relató.

Esta situación de reducción de las economías locales generó la migración masiva de comunidades hacia las ciudades de Antofagasta, Calama e Iquique.

En tanto, en la región de Atacama, "hoy día lo que existe es una tremenda competencia y tensión entre la minería y la agricultura de exportación. Porque hoy día ha habido una reducción local de los recursos del agua, particularmente por impactos de la actividad minera y por expansión de la actividad minera. Y la agricultura está con dificultades para poder regar", explicó la antropóloga ecologista.

La cuenca en situación más crítica es la del río Copiapó. "Ahí el Estado entregó más derechos del agua que físicamente existe en la cuenca y como ha habido un proceso cada vez mayor de desertificación y sobreexplotación de agua, tanto superficial como subterránea, hay una tremenda disputa entre dos sectores que son estrellas de la economía chilena", dijo.

Esto obligó al gobierno de la ex presidenta Michelle Bachelet a montar una mesa interministerial del agua justamente para ver cómo reorientar la gestión de los recursos hídricos en esa zona.

También las regiones de Coquimbo y Santiago están con recursos hídricos, mientras en Antofagasta la dirección de agua dice que necesita importación masiva de recursos hídricos, lo mismo que sucede en Atacama.

"Son zonas en las que el agua potable para la población es carísima. Es dos y tres veces el precio de lo que pagamos en Santiago por el agua potable", remarcó.

Fuente: Buenos Aires, ANSA
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