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Domingo 12 de septiembre de 2010

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Cultural El Duende

Adolfo Cáceres Romero

LA MÁQUINA DEL TIEMPO

12 sep 2010

Fuente: LA PATRIA

Literatura boliviana del periodo republicano • Escritores representativos

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Benjamín Lenz. La Paz, 1836 - Beni, 1880. Abogado, profesor, poeta y dramaturgo. Cursó estudios en su ciudad natal, doctorándose en leyes en 1865. Dedicado a la instrucción escolar, fue nombrado Rector del Colegio Ayacucho y posteriormente consejero de la Universidad.

También se desempeñó como diputado nacional en los congresos de 1861 y 1863. Ejerció los cargos de Prefecto de Mejillones en dos oportunidades y una en el Beni; fue Oficial Mayor del Ministerio de Relaciones y Cónsul general en Brasil. Trabajó en el Ministerio de Guerra, asimilado en el ejército con el grado de Coronel. Fue herido el 12 de marzo de 1875, en el ataque al Palacio de Gobierno durante la Presidencia de Tomás Frías.

En 1861 publicó su poemario Flores de un día. También se dedicó al teatro y escribió las siguientes piezas: Amor, celos y venganza, El hijo natural, Borrascas del corazón, La mexicana y El guante negro (en verso). Dirigió los periódicos La voz de la juventud, El Telégrafo y La Causa Americana. Sus poemas son espontáneos y de arte menor con temática variada donde predomina el dolor y la incertidumbre aun en sus versos de carácter místico. A continuación dos de sus composiciones más difundidas:

La rosa blanca en el capullo

Símbolo de la inocencia

duerme en tu tallo inclinada,

que ya viene la alborada

y tras ella ardiente sol.

No abras tus hojas de nieve

porque el astro con su fuego

puede marchitarlas luego

y darlas al aquilón.

Comprime tus blancas hojas,

no te sature el ambiente,

que con un beso inocente

puede empañar tu esplendor

¡Ay!, no dejes que el rocío

penetre tu casto seno,

porque rebosante y lleno

ahogará tu corazón.

Envuelta en blancos cendales

duerme flor, sin ilusiones,

que silben los aquilones,

truene el rayo matador

sin despertar sosegada,

duerme de cuidado exenta

que aunque ruja la tormenta

tendrá de ti compasión.

A Dios

¿Qué es lo busco y anhelo?

¿Por qué en mi pecho un vacío

triste siento?

¿Por qué mis ojos al cielo

se tornan en el desvío

o el contento?

¿Sale un suspiro profundo

y una lágrima que oscila

misteriosa?

¿Estos suspiros y llanto

buscan acaso una amante

que han perdido?

¿O recuerdan el encanto

de ilusiones que un instante

han traslucido?

¡Oh Dios!, nada, nada de esto

recuerda ni anhela el alma,

¡Dios clemente!

Fuente: LA PATRIA
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