Viernes 10 de septiembre de 2010
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No es la primera vez que las voces de expertos en economía se levantan para solicitar a la administración estatal se movilicen las “dormidas” RIN -reserva internacional neta- que Bolivia mantiene en varias cuentas en el exterior.
A esos pedidos me he adscrito -no como experto en economía-, sino como ciudadano que entiende que el desarrollo económico boliviano pasa por contar con infraestructura caminera, aeroportuaria y de puertos en el amazonas nacional, adicionalmente con educación y salud gratuita -además de educación especializada superior, investigación y capacitación- pero fundamentalmente dándole valor agregado a las reservas de gas que actualmente poseemos, paralelamente financiando proyectos de escala en gas natural y exploración de petróleo y gas del territorito boliviano. Todo ello posicionando a Bolivia como socio estratégico de multinacionales, en igualdad de condiciones, para ello disponiendo de capital fresco en ese tipo de proyectos de escala.
Los oscuros adivinos y negativos de siempre dicen que el tema de la industrialización de gas -tan trillado y hasta utilizado como bandera electoral- es “imposible” o que “no hay capitales para ello”. Simplemente es mentira: Bolivia tiene la posibilidad de apalancar más dinero del que puede invertir en proyectos energéticos de largo alcance. Recientemente el ministro de Economía y Finanzas informó a la opinión pública que las RIN del Estado Boliviano “rompieron récord de crecimiento” y que están ya en la cifra de 8.787 millones de dólares (al 20 de agosto de 2010).
