Realmente cuando fue planteada parecía una “loca idea” que podría complicar seriamente los sistemas de recaudación tributaria que le hacen mucha falta a nuestro país y que se pierden por la millonaria evasión que se produce con un sector arbitrario, como es el contrabandista, que no tributa como corresponde y extiende esa situación a un sector terciario e informal.
Cuál la “loca idea”, simplemente que se logre un acuerdo con autoridades chilenas, posiblemente luego con otros países vecinos por donde también penetra gran cantidad de contrabando, pero inicialmente el objetivo es controlar lo que ocurre en la frontera chilena - boliviana, en el sector de Iquique - Pisiga y Arica, respectivamente.
Se considera factible la posibilidad de encomendar ese trabajo de mucha responsabilidad a las autoridades chilenas dadas las condiciones de un alto movimiento de mercadería que llegando de diversos países de ultramar tiene que pasar sí o sí, por los muelles y la aduana del país vecino, de manera que lo único importante sería la selección de toda mercadería que tenga como destino Bolivia y que antes de su entrega pague el porte pertinente por los derechos de importación.
Qué se lograría con tal medida, primero que nada que toda la mercadería sería identificada y cuantificada antes de su ingreso al país, además de pagado el derecho tributario correspondiente; segundo que se evitarían acciones y gastos en el movimiento de “controladores de aduana” al reducirse el personal de la institución a la tarea tan sólo de verificar la documentación expedida en un puerto chileno, puede ser también Arica y pare de contar.
Claro que no es tan fácil la cosa, pues siempre se buscarán modos de eludir controles y pagar impuestos, pero se entiende que el control será más estricto y bajo cumplimiento de autoridad competente, insobornable y además interesada en lograr por vía legal un derecho porcentual por toda mercadería verificada, controlada y despachada.
Lo que hay que rescatar de la “idea” es que acudiríamos al sistema aduanero de Chile, donde la rigurosidad es mayor que en el nuestro, acordando además las tasas arancelarias que se puedan establecer y que mediante sistemas de contacto directo puedan ser transferidas al Tesoro General de la Nación, mejorando por supuesto el cobro de impuestos y los ingresos que fortalecen la economía del Estado.
Con esto lo que se pretende es evitar la indiscriminada internación de mercadería que no paga impuestos, ni cuando pasa frontera y menos cuando ya está en nuestro territorio, pues la evasión es clara y contundente por eso aún con la idea de la ejecutiva de la Aduana Nacional de aplicar severas sanciones a los contrabandistas, posiblemente resulte mejor estudiar detenidamente el mecanismo por el cual se asegure el cobro en Chile, se disminuya la profusión de contrabando y se garantice una buena recaudación, que en realidad es el objetivo más claro del gobierno en el tema del contrabando.
La “idea loca” puede tomar forma de seriedad en base a regulaciones y acuerdos conjuntos, con ejemplos que ya se han dado en algunos puestos fronterizos, donde generalmente es muy difícil frenar la arremetida de grandes contrabandistas que operan en caravanas, con sistemas de comunicación modernos, inclusive con armas y que eluden hábilmente los controles aduaneros como sucede en nuestro territorio donde también se detectaron irregularidades, por esas circunstancias, vale la pena probar otra suerte de control y recuperación de tributos.
Fuente: LA PATRIA
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