Miercoles 01 de septiembre de 2010
ver hoy
¡Gracias, Señor, por este hermoso misterio de amor! Porque así fue desde el principio: Dios, en su infinita sabiduría y misericordia, eligió el momento oportuno para la creación y para nuestra redención, mediante su Hijo. Y ahora, para nuestros tiempos, guarda solo para sí, el día y la hora de la gloria total. Lo que nos corresponde a nosotros estar atentos y ser diligentes y fieles: Llenarnos de la Palabra, y practicarla.
Eso es lo que sustancialmente se desprende de aquella enseñanza de las diez doncellas; cinco de las cuales por negligentes: no abastecieron sus lámparas de aceite, y perdieron la fiesta:
-“Mientras iban a comprarlo llegó el esposo, y las que estaban preparadas entraron con él al banquete de bodas y se cerró la puerta. Más tarde llegaron también las otras doncellas, diciendo: Señor, señor, ábrenos. Pero él respondió: Les aseguro: no las conozco. Por tanto, velen, porque no saben el día ni la hora”.
Estas hermosas enseñanzas no siempre las comprendemos y para algunos son temas que no valen la pena. Pablo nos hace notar que aquí está oculta la verdadera sabiduría:
Fuente: LA PATRIA