Miercoles 01 de septiembre de 2010
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Ha terminado, para algunos, bien y para algunos mal, el conflicto de la Villa Imperial. 19 días tuvieron que pasar para forzar a un dialogo con ministros del gobierno central y poder llegar a cristalizar algunos de los muchos anhelos de los potosinos.
19 días de sacrificio, de incomodidad y de movilización cívica pudieron lograr algo para
uno de los departamentos más deprimidos del país, ratificando, una vez más, que en el Estado plurinacional "guagua que no llora, no mama".
A la vez se ha reiniciado la "cacería de brujas", echando del poder edil potosino al exitoso René Joaquino, con acusaciones un tanto vagas e increíbles. Uno se pregunta:¿habrá
querido Don René hacerle daño a su querida ciudad?, ¿Habrá comprado los vehículos con mala intención? Claro que no. Pero ahí está la nueva Ley masista que ante un simple rumor o sospecha tumba alcaldes. Hecha la ley, hecha la trampa. ¿Quién es el siguiente en la lista?
¿POLITICO?
De inicio el vicepresidente, varios ministros y portavoces declararon a las medidas potosinas como "políticas". Se acusó al burgomaestre Joaquino de estar detrás del embrollo, se habló de la derecha (siempre la derecha), aunque no se la identificó, porque, al parecer no hay mucha derecha que identificar en la Villa Imperial de Carlos V.
