En el último tiempo mucho agua corrió bajo el puente de las actividades periodísticas, creando cierta incertidumbre en los medios y en los periodistas, frente a una serie de hechos que protagonizados por “terceras personas” involucraron a los procesadores de la información, pero además a los medios de comunicación, por la circunstancia específica de ser transmisores de las opiniones y noticias que se presentan en la cotidianidad.
Está vigente el artículo 107 - II que a la letra señala: “La información y las opiniones emitidas a través de los medios de comunicación social deben respetar los principios de veracidad y responsabilidad. Estos principios se ejercen mediante las normas de ética y de autorregulación de las organizaciones de periodistas y medios de comunicación y su ley”. La Carta Magna entonces reconoce el principio de la autorregulación, como resultado de una tenaz lucha emprendida por la Asociación Nacional de la Prensa (ANP) y respaldada asimismo por otras organizaciones del ámbito periodístico del país.
Se trata entonces de asumir plena responsabilidad en el trabajo de cada medio de prensa para llegar con su contenido a la ciudadanía de manera que la misma esté segura que lo expuesto a través de las diferentes notas periodísticas interpreta verazmente lo que ocurre en el ámbito nacional, con el añadido de la responsabilidad que debe caracterizar a cada medio en particular.
Lo importante además es que la ciudadanía sepa que esos principios de veracidad y de responsabilidad se ejercerán mediante las normas de ética y de autorregulación de las organizaciones de periodistas y de medios de comunicación y la ley que los ampara. Esto significa que no puede haber materia de impunidad en el trabajo de la prensa, en su procesamiento y en su publicación o emisión, lo que garantiza al ciudadano como tal, que emite opiniones y que las lee o las escucha.
Es importante que se entienda la “autorregulación” como un elemento elegido voluntariamente para garantizar seguridad, calidad y certidumbre. A propósito de dicha expresión un reconocido experto y académico español refiere: “La autorregulación debe distinguirse de cualquier intento de regulación o injerencia externas en la actividad de los medios y de sus profesionales. De lo que se trata es de una regulación voluntaria a partir de su libre iniciativa. Como parte de relieve su nombre autorregulación, quiere ser una regulación desde dentro, que tome como único criterio los bienes y valores internos de la comunicación”.
Estos conceptos claramente expuestos, nos hacen ver que se descartan opciones de ejercer control de la profesión como tal o de la pretensión de sectores de imponer sus condiciones en la delicada misión de establecer la veracidad y responsabilidad del trabajo periodístico.
Lo que en este momento vale es la posición libre y voluntaria de los protagonistas de la actividad periodística, sujeta a normas y códigos de ética, controlados celosamente desde los tribunales pertinentes, que hacen uso de sus atribuciones en sus correspondientes límites.
Bajo estas circunstancias propias de la decisión – libre y voluntaria – de los medios de comunicación, escritos, para ejercer la autorregulación como un modo de garantizar sus servicios, se informa a la ciudadanía en general que está vigente el Tribunal de Ética de la Asociación Nacional de la Prensa, la instancia a la que todo boliviano puede acudir si fuera afectado por alguna publicación de algún medio afiliado a la ANP. Es la seguridad para garantizar y lo mencionamos repetitivamente, veracidad y responsabilidad.
Fuente: LA PATRIA
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