Jesús es ejemplo de humildad sin aspavientos ni alharacas

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En un pueblo humilde como el boliviano hay quienes pretenden inclusive azuzar el pensamiento de Dios, lamenta el Presidente de la Conferencia Episcopal Boliviana (CEB) y Arzobispo de Santa Cruz, cardenal Julio Terrazas, al pedir retomar el ejemplo de la humildad de Jesús para atender los problemas que atraviesa el país y el mundo.

El pastor episcopal convoca a los bolivianos a ser humildes a imagen y semejanza de Jesús que es el ejemplo de humildad, pues sin escándalos habitó entre los más pobres de la tierra y aceptó su crucifixión por amor y resucitado camina en medio de los sencillos.

En el marco de las lecturas de este domingo y momentos de sufrimiento que vive “gran parte del país por el humo” y por “tantas palabras hirientes y desconfianzas” que están afectando a “gran parte del país”, el Cardenal señala que “es importante volver a ubicar la humildad de Dios para darnos cuenta de que no somos dioses”.

Es necesario volver a ver “la sencillez de un Dios que quiere hacer el bien sin hacer ruido y sobretodo la eficacia de un Dios que está a nuestro lado sin gritos y sin absolutamente ninguna ostentación”, remarcó el pastor episcopal en la homilía de este domingo.

Que las palabras de la Biblia “fortalezcan nuestros corazones y nos mueva a servirte en nuestros hermanos”, pidió el cardenal Terrazas al exhortar a que todos los que escuchan estas enseñanzas “tratemos de llevarla a la práctica”, pues “nuestro país y el mundo, el momento en que vivimos, requieren de nosotros certeza, abundante gracia y sobre todo alegría de saber que el Espíritu camina con nosotros”.

“Somos un pueblo humilde, una nación humilde, pero esto parece ser sólo del discurso, en la práctica hay un alma de los que lo saben todo, de los que quieren soliviantar aún los pensamientos de nuestro propio Dios”, señaló el Presidente de la CEB.

El Señor pide al ser humano ser humilde en todo lo que hace, inclusive en cosas extraordinarias, pero siempre como reflejo de Dios, con humildad, pues “Él que lo puede todo aparece entre nosotros como alguien que tiene necesidad”.

“Hazte pequeño en las grandezas humanas, hazte pequeño” es la insistencia de Dios que se ve “clara y definitiva para la fe”.

“Hay que preocuparse más del amor de Dios”, que “está en nosotros, está en las comunidades, está en nuestra tierra este amor del Dios que hace que nos sintamos protegidos constantemente por el Dios de la vida”. Para esto “es importante ver dónde el Señor coloca el acento de la humildad”.

La humildad de Dios se produce en la venida a la tierra a vivir con los pobres, a morir por amor y en la cruz, también en la Eucaristía. En ese sentido, “la mesa del banquete auténtico se sirve en la Cruz de Cristo derramando sangre por el pueblo, entregando su vida para que todo tengan vida”. “Es en la cruz que puede extender la mesa para los pobres, para los enfermos, para los lisiados, para todos los que sufren” Esos son los que realmente te van a dar la felicidad”, pues “nadie te va a recompensar, nadie te va a ofrecer un banquete” por ellos.

“Dios está en medio de nosotros”, el “Señor de la historia que camina con nosotros, es el Señor de la vida que está siempre a nuestro lado. Es el Señor que hace grandes celebraciones con los primogénitos, que están escritos en el libro de los cielos, ese es el banque único verdadero al que estamos invitados todos para poder gozar de ese alimento extraordinario”. La Eucaristía es otro momento que el Señor elige para “este papel de sencillez y humildad”. Él nos habla, nos alimenta con su cuerpo y con su sangre oculto en la pequeñez de la hostia, en esa sencillez está el Dios de la vida que nos convoca nuevamente para liberarnos de todos nuestros males, dolores” y tristezas.

Fuente: Santa Cruz, 29 (ANF).-