Bien dicen que la necesidad tiene cara de hereje, así debe de ser; porque no se entendería de otro modo que Evo, no obstante su juramento de rencor eterno al capitalismo, haya recurrido a Corea del Sur (país capitalista) para solicitar cooperación en el desarrollo de las reservas del litio.
¿Ahora el turno es del litio para soñar? Recordemos un poco: Es fama que con la riqueza extraída del Sumaj Orcko durante la colonia, se podía construir un puente de plata que uniera la Villa Imperial con Madrid. Desde entonces se sigue llamando cerro rico, aunque se asienta a sus pies una población empobrecida y desdeñada por los poderes públicos.
Después, poco antes de aquella broma de “ni una molécula de gas a Chile”, Bolivia estaba al borde de ser la potencia gasífera del cono sur. ¡Qué hermosa frase! ¡Y qué lindo sueño! Pero Evo y sus huestes se encargaron de despertarnos bruscamente. ¡Qué malos son, no nos dejan ni soñar despiertos! Ahora el Estado Pluri – folklórico es importador de GLP, de gasolina y de diesel. El espejismo se llevó el viento.
Se dice, (y tal vez no sea broma ahora) que el equivalente a la mitad de las reservas mundiales del litio están allá en el fantástico paisaje del Salar de Uyuni, en el departamento de Potosí. De esa alucinante “torta” tal vez le toque ahora a los potosinos una buena tajada que los redima de su sempiterno atraso y olvido.
Anteriormente ya habían venido los coreanos a explorar las posibilidades de invertir en Bolivia, y se tocaron con aquello de “socios y no patrones”, en sí nada tiene de malo la frasecilla, pero el gesto, el tono, la actitud… había que ser ciego para no advertir la velada amenaza. - “¿Ah, eso es? ¡No, gracias!” Y se fueron.
Pero de obstinado el presidente boliviano puede ser tranquilamente el campeón del mundo. No está mal. A fuerza de perseverancia se ganan las batallas. Y como quien entra con renovado ímpetu al segundo tiempo del partido, se largó hasta el país asiático. Llevó consigo la delicada misión de convencer a los coreanos que ahora en Bolivia corren otros aires, que la inversión extranjera está garantizada.
La llegada de Evo y su comitiva al aeropuerto de Seúl generó una expectativa especial. De una lujosa nave ejecutiva que originalmente se había construido para un club deportivo millonario de Inglaterra, pero que dizque de ocasión lo adquirió otro “magnate” aquende el mar, se vio descender la delegación del país más pobretón de Latinoamérica, acaso de todo el planeta y sus alrededores. El Falcon de marras, que todavía va de estreno por esas rutas del aire, costó la friolera de 38 millones y pico de dólares al contado y sin licitación. Fue algo como llave en mano contra la 1178.
Imaginemos una entrevista ideal:
Una hermosa coreanita (reportera de algún medio) con una sonrisa picaresca en los labios, se adelanta y dispara a quemarropa esta pregunta al Jefazo:
- Señor presidente: ¿cómo está usted tan tranquilo y tan sereno, cuando en su país algún Nerón criollo le va metiendo fuego a todo? Llegan rumores en sentido de que entre políticos hasta las lenguas son de fuego. Y por todo eso, ¿es verdad que allá se respira puro humo?
- ¡Ah, eso es mentira!… Es la “derecha” que inventa cosas. No hay tal. Igual que yo, todos están allí tranquilos y felices. Con nuestro mal estamos contentos.
- ¿Está seguro señor Presidente?
- Claro que sí, compañera periodista…
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