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Domingo 29 de agosto de 2010

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Revista Dominical

60 años con el verbo del trabajo y la espiritualidad

29 ago 2010

Fuente: LA PATRIA

Siervos de María, ejemplo digno a través del tiempo que queda en el corazón de Oruro • Por: Elías Delgado Morales

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El próximo 26 de septiembre (domingo), la Comunidad Religiosa “Siervos de Santa María” cumplirá nada menos que 60 años de permanencia en Oruro, y lo que es mejor, custodiando a la Virgen de la Candelaria o del Socavón y su célebre Santuario, emplazado en la falda de la opulenta montaña de plata, conocida milenariamente como “Pie de Gallo”.

Virgen y montaña constituyen, en el fondo, vigías naturales de nuestro pueblo que, con el paso del tiempo, generaron una grandeza de la Cultura Tradicional y Popular, reconocida mundialmente con el nombre de Carnaval de Oruro (Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad) – Bolivia.

De acuerdo a un registro oficial estructurado por los actuales religiosos servitas, el fresco de la Santa habría sido pintado entre 1550 a 1600 por manos anónimas. Es de una belleza singular por la concepción de su rostro y su piadosa mirada, que conmueve hasta las lágrimas, a sus visitantes y feligreses.

Hacia 1760, en Oruro, ya se usaba el término de Santuario, para identificar a este Centro de Oración, de acuerdo con documentos que cursan en el Arzobispado de Sucre.

Debemos destacar que desde aquellos orígenes y durante el Siglo XIX, se efectuaron muchas reproducciones de la imagen, a devoción de una corriente de perseverantes feligreses. En justicia también mencionamos dos rarísimas monedas de plata, troqueladas en la Ceca que funcionó brevemente en un ambiente de la Prefectura en 1849, que también reproducen el Santuario del “Socabón”, junto a la gratitud al Presidente Manuel Isidoro Belzu. Verdaderas joyas numismáticas que cursan en el Museo Sacro del Santuario.

Existen evidencias de que posteriormente y en proceso de reestructuración del templo, hacia 1895, se erigió el nuevo Altar Mayor de la Virgen “en estilo neogótico con las imágenes de San José y San Antonio al lado de la Virgen”.

En realidad estas brevísimas referencias de la rica historia del Santuario, constituyen los antecedentes para que en 1940 Mons. Ricardo Chávez Alcázar, Obispo de nuestra Diócesis, hubiera prohijado la iniciativa de gestar una corriente que diera justa jerarquía al ya viejo Santuario, dada la expansión de la fe en la comunidad circundante.

Y es que “el 4 de septiembre de ese año, el Nuncio Apostólico en Bolivia, Mons. Egidio Lari, ruega al Cardenal Nicolás Canali, para que solicite al Prior General de los Siervos de María, para que envíe algunos hermanos de la Orden” a Oruro, para un servicio pastoral en la Catedral.

Luego de laboriosas gestiones, el 31 de octubre de 1946, arriban a nuestra ciudad los primeros Siervos de María, Padres: Agustín M. Gobbo, Domingo Polo, Felipe Mondín y Hno. Sostegno Parise, acompañados por el P. Constantino Zarantonello y el P. Antonio Ferrín, Comisario Provincial de la Orden; correspondiendo al Obispo Chávez ubicarlos en nuestra Catedral.

Lamentablemente este Prelado falleció en 1950, pero el Administrador Apostólico Juan B. Claudel cumplió con el convenio y entregó el destino de nuestro Santuario a los frailes servitas el martes 26 de septiembre, quienes al día siguiente, celebraron su primera Misa Solemne ante la expectativa general, iniciándose un proceso productivo, beneficioso y descollante de acciones que no paró hasta el presente.

Ese inicial, como las posteriores tandas de religiosos que arribaron a Oruro, trajeron en síntesis “el verbo del trabajo, la espiritualidad y la creatividad, sembrando” ejemplos imborrables en nuestra comunidad.

Hay que destacar que el Acuerdo es de carácter indefinido “Ad Nutum Sanctae Sedis”, fue ratificado en Roma por la Sagrada Congregación del Concilio de 15 de julio de 1953.

Así, de este modo, reglamentaria y legalmente, y con la venia de la Sede Mundial de la Iglesia, comenzaron las obras asistenciales, socio-educativas y culturales en el Santuario del Socavón, hasta nuestros días, a base de honradez acrisolada, trabajo perseverante y mucho amor al terruño de este grupo de religiosos que lograron ganarse el respeto y el cariño de nuestro pueblo, que los considera sus mentores y maestros, en todo lo que significa evangelización, confraternidad y carisma a toda prueba.

En estos 60 largos años, los frailes Siervos de Santa María, pusieron a marchar los siguientes servicios sociales a favor de la población: Centro de salud con atención de especialidades médicas, una unidad escolar completa que alberga a un millar de estudiantes de todos los ciclos, el centro de adopciones a distancia, un centro Mariano que remodelado en unos días más activará corrientes turísticas favorables, los museos etnográfico-minero y sacro que cada vez están in crescendo.

Los Siervos junto a la Fraternidad La Diablada y la Empresa Inti Raymi recuperaron la majestad de la Fiesta Patronal de la Candelaria el 2 de Febrero de cada año. En su Altar Mayor, también se fundó el Círculo Internacional de Folklore (CIFO).

Estos sacerdotes benefactores procuraron la Consagración del Santuario el 4 de Noviembre de 2000 por Mons. Braulio Sáez, y al día siguiente el 5, la Solemne Coronación de la Virgen, a cargo del Nuncio Apostólico en Bolivia Mons. Jozef Wesolowsky.

Es de justicia anotar que el periodo más trascendente y productivo fue del recordado sacerdote P. Alfonso Massignani, quien como Rector inició en 1986 las obras de Ampliación y Remodelación del Santuario, con la cooperación de empeñosos y meritorios seglares como don Armando Ferrari Quevedo, Marcelino Murillo Román, Mirtha Quevedo, José Fernández, Abel Ramos y otros, que quedaron en el corazón de la feligresía.

Merece un párrafo especial la artista italiana doña Aida Bertoncello y su equipo de notables estudiosos que corrieron con las obras de restauración del fresco de la Virgen, con mucho profesionalismo e idoneidad, hasta remontarla a su concepción original y situarla en su altar actual, de donde no podrá ser removida de por vida.

Hoy por hoy nuestro Santuario, es una verdadera Casa de Oración, donde artísticamente no falta nada y está lista para ser declarada Basílica Menor de la Iglesia Católica.

Allí, últimamente y bajo la Rectoría del insigne sacerdote P. Bernardino Zanella, secundado por el amigo de todos Padre Jairo de Jesús Salazar Correa, se remozó el cielo raso con la colección de pinturas alegóricas al mito orureño e infinidad de estrellas doradas.

En el Cimborio se colocaron las imágenes de los Doce Apóstoles acompañados del Cristo Pantocrátor y la Virgen María; la representación de los Siete Arcángeles del Cielo y los Cuatro Evangelistas, dándole un aspecto singular, muy espiritual y pleno de colores, aprobado por la crecida feligresía local.

Hoy nuestro Santuario y circundancias, declarado por el Honorable Congreso Nacional Campus Mariano, está a un paso de iniciar las obras de protección y preservación de la Plaza Nacional del Folklore, que sirva los días del Carnaval evitando la grotesca incursión de vendedores de alcohol y comidas. Será la única forma de ofrecer un ámbito de hospitalidad y recogimiento que tanta falta hace, por la negativa invasión de la cerveza y el alcohol.

Sintéticamente enumerado, esto es lo que hicieron los Siervos de María hasta el presente, en su afán de contribuir a la formación espiritual y humana de nuestro pueblo y de miles de feligreses extranjeros, que anualmente acuden hasta sus lindes atraídos por el predicamento que alcanzó Nuestra Madre Protectora y por el cariño a este pueblo, que sabe valorar a su imagen y la grandeza de su Carnaval, reconocidos ambos por la Unesco como Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad.

Los Siervos de María que trabajaron y siguen trabajando por darle sentido y vigencia a aquellos títulos, fueron protagonistas y actores vivos de esta grandeza regional, aunque algunos “organizadores” mercantilizados del carnaval, así no lo acepten.

El programa de celebraciones de estos 60 años ya está en marcha y se extenderán por todo un año calendario, al que se suman con todo espíritu y decisión, las autoridades e instituciones de nuestra composición social, las que tienen oportunidad de otras iniciativas libres, toda vez que los Siervos de María viven y vivirán por siempre en el substratum de Oruro.

Anticipadamente, vaya un abrazo de afecto y admiración a estos circunspectos religiosos que hacen un honor diario a su apostolado.

(*) Periodista Profesional

Fuente: LA PATRIA
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