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Warning: session_start(): Cannot start session when headers already sent in /home/lapatri2/public_html/impresa/index.php on line 8 Divinización del universo - Periódico La Patria (Oruro - Bolivia)
El 13 de abril de 1938, el ex Santo Oficio, condenaba entre otras cosas esta proposición nazi: “Sólo existe el cosmos o universo, ser vivo. Todas las cosas, lo mismo que el hombre, no son más que formas, desarrolladas a través de los tiempos, de este Universo viviente”.
Parecería que esa afirmación hubiere sido dicha hoy mismo, porque estamos frente a una arrolladora revalorización e incorporación de numerosas doctrinas paganas en las que principalmente se considera a Dios simplemente como una “fuerza superior” inmanente (inherente) a la Creación, formando parte de ésta y no independiente de ella: no como Creador, como Ser Supremo.
El neo paganismo, propugna que esa “fuerza divina” incluye un aspecto masculino y otro femenino, “siendo su lado femenino la más poderosa e importante” (Gaia, Madre Tierra, o Pachamama).
Precisamente la propuesta panteísta del nazismo, desarrollaba su “credo”, declarando: “Creemos en la unidad del universo… significa que el universo es una unidad indivisible y creemos en la tierra, porque la tierra no es un valle de lágrimas, sino la residencia de nuestra dura, obligatoria, saludable y completamente feliz vida militante”.
El delirio neopagano nazi, se jactaba: “nos reímos de las rabiosas y ciegas calumnias de nuestros enemigos derrotados con una sonora carcajada pagana… nuestro fuerte poder divino de vida y nuestra fe segura son como el alto vuelo del águila hacia el sol. ¡Nuestro es el futuro!”.
Hoy por hoy, como consecuencia de la revitalización del paganismo, nos enfrentamos a un resurgimiento de antiguas deidades, con la justificación, en el caso de América Latina, de que los invasores habían impuesto una espiritualidad ajena a las culturas y cosmovisiones ancestrales de los aborígenes, y que éstos, aparentaron por así decirlo, aceptar la Religión Católica, manteniendo secretamente sus creencias de vieja data.
Esa exitosa resurrección, se debe al tesonero desarrollo de la ideología de la Nueva Era, “que reúne por suma o confusión viejas y nuevas herejías y filosofías… interrelacionadas entre sí apoyándose unas con otras”.
Así lo afirmó el Cardenal Paul Poupard: “La New Age: la nueva era, el retorno del paraíso perdido y de la edad de oro: nos encontramos con los mitos paganos, con un despertar del paganismo bajo formas renovadas. El hombre que ha alejado u olvidado al Dios de la Biblia se refiere ahora a otros dioses, a otros ídolos. Estamos frente a un resurgimiento de lo religioso bajo formas paganas y frente a un nuevo sincretismo. Estos nuevos movimientos religiosos prosperan por lo general sobre un terreno cristiano porque con frecuencia han conservado el revestimiento religioso tradicional, pero vaciándolo de contenido”.
Y parte la ideología panteísta de la Nueva Era, con la premisa de que “todo es Dios”, luego, si todo es Dios, yo también lo soy, o puedo llegar a serlo. Dios -dicen los nuevaeristas- es la “energía del universo”. Según lo cual, Dios no es un ser personal, afirmación que lleva a la conclusión de que consecuentemente Dios incluye en sí mismo el bien y el mal.
Luis Eduardo López Padilla en su libro “New Age un engaño muy sutil” afirma que “por New Age se entiende un movimiento contracultural surgido en Estados Unidos, concretamente en California, a partir de los años sesentas y setentas. El New Age presenta un marcado sincretismo que da cabida a todo tipo de grupos cuyos intereses son muy variados… El ecologismo promovido por el New Age se apoya en falsos propuestos panteístas. Dios y el mundo son realidades distintas con connotaciones conceptuales incompatibles. Un mundo en cambio, en evolución y en expansión, no puede ser una realidad divina dotada de necesidades y carácter absoluto. Un Dios que puede dar sentido y fundamento sólo puede ser una Realidad Absoluta distinta, aunque no necesariamente lejana del mundo. Un dios-mundo es una contradicción de términos”.
“Si acabo de hablar de los resurgimientos del paganismo, -dice el Cardenal Poupard- quiero hablar de los mitos inverosímiles que pululan en la historia de las religiones: religiones sedientas de sangre como la de los aztecas, los dioses adorados por los incas a los que es necesario alimentar con miles de niños, por cuanto el dios-sol tenía necesidad de este alimento humano para que las ciudades prosperaran. A través de estos resurgimientos del paganismo, encontramos la vieja herencia pagana, olvidando lo que el poeta Claudel celebra en sus cinco grandes odas: «bendito seas, mi Dios, que nos has liberado de los ídolos», ese Dios a quien siempre le rezan los jóvenes cristianos africanos llenos de vida. Los nuevos movimientos nos hacen volver a los ídolos, a las religiones de los normandos, de los celtas y de los bárbaros”.
Sí, el neopaganismo, panteísta y sincrético, elimina la responsabilidad personal de nuestras acciones frente a Dios, el verdadero concepto de pecado y la necesidad de redención por medio de Cristo, sustituyendo al Creador por una divinización del cosmos.
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