Por lo menos en un ejemplo práctico de que los orureños podemos avanzar en un sólo sentido, con voluntad y fuerza, el Comité Cívico de Oruro y casi de inmediato los “movimientos sociales”, encuentran coincidencias plenas en la formulación de nuestro planteamientos al poder central.
El pliego de los doce puntos, tiene variantes muy sectoriales en el caso de los movimientos sociales y se refieren directamente a situaciones de orden institucional, pero en el conjunto de las medidas más importantes, todos están de acuerdo, por tanto, la gestión será más efectiva, sin posiciones contrarias.
Donde todavía afloran posiciones y acciones negativas, es en el Concejo Municipal, cuyos integrantes, la mayoría nuevos en la actividad y por tanto con desconocimiento de normas y métodos de trabajo, perjudican la continuación de obras y la aprobación de nuevos proyectos que permitan encarar el tan ansiado ordenamiento de la ciudad y su crecimiento armónico, sin parches ni maquillajes, pero sí con sólidos proyectos de mejoramiento de las condiciones de vida, eso quiere decir con dotación de servicios básicos, como agua, el alcantarillado, luz y calles debidamente habilitadas para tráfico de vecinos y movilidades.
Depende del Concejo Municipal establecer normativas para reordenar la ciudad y hacer de la misma un sitio limpio de comerciantes informales, sin caos vehicular en el sector central, sin manifestaciones o desfiles ruidosos que alteran el tránsito de personas y motorizados, hay que dictar normas y esa delicada tarea compite a los concejiles para facilitar la tarea de la autoridad ejecutiva. Y conste que lo sugerido es apenas la mínima parte de las responsabilidades que deben cumplir con capacidad las autoridades del “ente deliberante del municipio”.
La relación entre Alcaldía y Gobernación también merece mención especial y dinámica particular, pues se trata de las máximas autoridades que tienen en sus manos la ejecución de proyectos, la buena administración de los recursos departamentales coordinando prioridades de las obras jurisdiccionales que sirvan con mayor efecto a la población en general, pero especialmente a la que todavía se mantiene marginada en el área rural y en los barrios periféricos de la ciudad, extremos que pueden eliminarse con una adecuada coordinación.
Se trata del progreso departamental, por tanto obliga a tomar decisiones unitarias entre representantes de todos los sectores, pero… y eso sería lo ideal al margen de componendas políticas, que como hemos visto con mucha pena, son la causa de desavenencias, de confrontación y hasta de violento enfrentamiento entre hermanos de la misma Nación y un mismo departamento.
En Oruro se dan ejemplos de verdadero valor y este parece el tiempo para insistir en la unidad de los bolivianos a través de las representaciones más connotadas institucionalmente que se impongan sobre las actitudes de soberbia de algunos funcionarios de Estado.
En el caso presente se debe entender que se trata de un acuerdo de Orureños, pidiendo lo que en justicia les corresponde y formulando sus planteamientos de la manera más respetuosa y vehemente, de manera que en diálogo franco se allanen dificultades y se solucionen los problemas planteados, que son de larga data y merecen atención urgente.
Fuente: LA PATRIA
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