Martes 24 de agosto de 2010
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Cuando algún alto personaje de Chile hace una declaración sobre el tema marítimo, todos empiezan a cacarear, como si hubiera llegado el momento de resolver el ansiado tema del mar. Sabemos que al final, ellos juegan con Bolivia y concluyen con lo de siempre: Que no pueden darnos salida al mar por que tienen limitaciones jurídicas internas por las que “nadie puede arrogarse la facultad de disminuir el territorio chileno” y esto ¡lo repiten y consagran también algunos intelectuales bolivianos!
Entonces, Chile toca la fórmula del canje territorial que consiste en el corredor al norte de Arica a cambio de igual extensión de territorio boliviano, sabiendo que esto no prosperará por el justo veto peruano.
En esto, los bolivianos se devanan el seso y buscan la receta para buscar la solución de arreglo que viabilice el escollo jurídico de Chile, pero siempre bajo los auspicios de lo que dice.
Pero, ni por asomo, se piensa ni se estudia que cuando Chile se apoderó de territorios bolivianos y peruanos, aquél país no tuvo mientes en limitaciones jurídicas para invadir, atropellar, asesinar, incendiar poblaciones indefensas, destruir todo a su paso como una plaga de langostas y apropiarse violentamente de territorios ajenos, para decir después que de esos territorios asaltados, no pueden ceder ni un milímetro de terreno, porque su ley interna no les permite.
