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Domingo 22 de agosto de 2010

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Revista Dominical

Una triste realidad en nuestra ciudad

Los “frescos” una forma de subsistencia para Elizabeth

22 ago 2010

Fuente: LA PATRIA

Por: Gabriela Ortega

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Hoy en día vivimos en una sociedad donde tal vez hay mucha gente con diferentes necesidades como la señora Elizabeth: Una señora de 38 años de edad que proviene de una familia muy humilde, tiene 11 hermanos.

Nos cuenta que ella desde muy pequeña tuvo que ayudar a sus papás ya que tampoco convivió mucho con su papá porque él los abandonó y es por eso que ella no pudo terminar el colegio, sólo cursó hasta el octavo grado, ya que su mamá lavaba ropa para mantenerlos, por lo que ella tenía que ayudarla.

Pero, uno de los sueños que tiene doña Elizabeth es terminar la secundaria, en un CEMA, sin embargo, piensa que a su edad ya no se puede porque a veces le falla un poco la vista, por todos los esfuerzos que realizó durante su vida.

También tenía un gran sueño de estudiar para maestra porque le gustan los niños, lastimosamente por la situación en la que vivió y vive no pudo realizar ese anhelo, por ahora una de sus metas, es ver a sus dos hijos profesionales y es así que ella se sacrifica tanto para darles lo mejor dentro de sus posibilidades.

VENTA

La señora se dedica a la venta de refrescos de canela, gelatinas, caramelos, chicles y algunas galletas, en la parada del minibús 13, situado en Alto Oruro, actividad con la que mantiene a 2 hijos de 17 y 15 años de edad. Es mujer sola, que por azares de la vida se quedó a tomar el papel de padre y madre.

Doña Elizabeth, vive hace 16 años en Alto Oruro, comentó que esa zona mejoró bastante por el asfaltado, además porque ya tienen todos los servicios básicos, también nos comentaba que existe una buena iluminación por ese sector, y que ahora sólo están esperando la instalación del gas domiciliario que a muy corto plazo, pues ellos esperan contar con ese servicio muy pronto.

Elizabeth aparte de vender en su pequeño puesto de venta que le alcanza para el sustento diario, se dedica al cuidado de niños por medio tiempo, ella nos contaba que con lo que gana en el puestito muchas veces no cubre muchas necesidades y es por eso que optó por el cuidado de niños y por ir a vender ropa algunos fines de semana a los pueblitos cercanos de nuestra ciudad, “yo necesito pagar de la luz, el agua y el alquiler”, decía.

“Lo que gano cuidando a los niños lo invierto para pagar mi alquiler y mis servicios básicos, lo que gano en mi puestito es para el alimento diario que muchas veces no alcanza ni para mi carne porque todo sube cada día más, las verduras, hasta incluso el pan, antes compraba 5 por un boliviano y ahora ya no”, afirmó.

Su hijo mayor de 17 años, quien estudia en el Colegio Sainz, pese a los esfuerzos que hace su mamá dedicándose a su pequeño negocio, no tiene para sus materiales escolares ni para su ropa y es por eso que él tiene que trabajar los fines de semana de ayudante de albañil; muchas veces sólo le alcanza para comprar ropa y zapatos para él y su hermano.

“Mi mamá nos da lo necesario”, decían los hijos de Elizabeth. El recreo a veces del mayor es de dos bolivianos y del menor de un boliviano.

Los muchachos contaron que su mamá también lavaba ropa, ella tenía que ir y tocar puerta por puerta, había gente muy buena. “Decían que a veces le regalaban ropa para nosotros hasta zapatos, muy aparte de lo que se le cancelaba”.

La gente del barrio y los chóferes de los minibuses indicaron que doña Elizabeth es una señora muy trabajadora, que supo salir adelante sola con un pequeño puesto de refrescos, que además es una señora muy ejemplar y muy querida en su barrio.

Los chóferes nos contaban que ella ya vende ahí hace 6 años y que su sueño es tener un puestito más grande donde tenga una variedad de cosas, entre ellas está la comida, pero por los escasos recursos que tiene y la inversión que se necesita sólo le abastece para eso.

Lo que pudimos observar es que en el lugar la única señora que vende es doña Ely -como la llaman cariñosamente- y los minibuses llegan cada diez minutos. Ella trata de darles toda la comodidad posible a sus clientes, tiene un asiento donde aproximadamente caben tres personas, ella se encuentra sentada en un pequeño asientito, también posee una sombrilla para cubrirse del sol y a sus productos.

Los chóferes que estaban en la parada manifestaron que antes tardaban en llegar al lugar, porque algunos minibuses no podían subían debido a que el camino era muy pedregoso y porque se arruinaban las llantas.

Ahora se observa el asfaltado, lo bueno, dicen los chóferes, es un lugar seguro porque hay en la zona la presencia policial, con una unidad de Radio Patrullas 110.

Si bien está asfaltado, aún falta un tramo para tener una vía expedita, como se observan en las fotografías y en el lugar donde doña Ely estableció su puesto de venta. Todavía se observa tierra, mucho polvo pero esperan que pronto se pueda asfaltar ese lugar totalmente.

¿Cuántos muchos casos habrá dentro de nuestra sociedad parecida al de la señora Elizabeth?, que como ya lo dijimos antes, tiene que mantener sola a sus hijos con un pequeño puesto de refrescos.

Ese medio, le permite subsistir y tener a diario un plato de comida, además de trabajar en un proyecto anhelado, como es el de sacar adelante a sus hijos. Reflexionemos un poco y empecemos a valorar lo que tenemos y tratemos de ayudar de alguna forma a la gente que realmente lo necesita.

Fuente: LA PATRIA
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