Perseverar es ser constante, no abandonando lo que se comienza. Hay que pensar bien antes de hacer las cosas. Pensar bien es ver los pro y los contra, es decir, las razones para hacerlas y las razones para no hacerlas; los medios con que se cuenta y las cosas que faltan; las circunstancias, tanto favorables como desfavorables.
Cuando se piensa, se sabe lo que se hace. Se buscan los medios de hacerlo bien.
Un viejo adagio dice a este respecto:
“Piensa bien y acertarás”
La perseverancia vence las dificultades y el hombre perseverante triunfa. Sin esta virtud, casi todo estaría a medio hacer. Muchos se desaniman a la primera oportunidad y desisten con pesimismo cuando las cosas no salen bien. Pero las dificultades grandes y pequeñas, deben ser aprovechadas por nosotros para ganar experiencia y ser en adelante más precisos en nuestros propósitos. Un refrán muy común expresa esta idea:
“Los tropezones hacen levantar los pies”.
O como dijo Don F. DOMINGO SARMIENTO:
“Se comienza como se puede y se termina como se debe
“ Significa que en la vida hay que hacer algo,
aunque pequeño, peor es no hacer nada (?) ...
Otro dicho sabio de la sabiduría antigua:
“Una gota de agua cava la roca”
Estas son exactas comparaciones de la acción perseverante. No debemos temer a las dificultades. No hay empresa importante sin dificultades. Cristóbal Colón sería hoy un desconocido si él se hubiera dejado dominar por el pesimismo ante las mil dificultades “que obstaculizaron su idea y su proyecto de descubrir una nueva ruta hacia la India y probar que la tierra era redonda y no plana.
Hay que perseverar en el estudio, en el trabajo, en la economía, en la religión y en toda actividad noble. Hay que renovarse en los ideales puros que hemos abrazado una vez y alimentarlos con la reflexión, el examen y la revisión personal de vida y con la consulta a quienes están en capacidad de ayudamos a ser mejores.
La vida de todos los hombres grandes en cualquier actividad humana es ejemplo de perseverancia. En esto no hay excepción. Por ejemplo, Tomás Edison utilizó a la perseverancia, a la obstinación, a la tenacidad, a la firmeza, como ingredientes principales de su conocida fórmula del genio:
“En toda labor creadora entra
un 10% de inspiración y un
90% de transpiración”.
Prof. Rosario Zelaya
Fuente: LA PATRIA
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