Lunes 16 de agosto de 2010
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Editorial y opiniones
Algo más que palabras
Los bosques de álamos
16 ago 2010
Por: Víctor Corcoba Herrero
Por razones de vida y salvaguardia de las especies, por cuestión estética y fundamento ético, por necesidades ambientales y humanas, es necesario impregnar el planeta de verde bosque. La deforestación que vive hoy el mundo amortaja existencias, la del ser humano también. La masa forestal debe crecer mucho más, cuidarse, protegerse de cualquier explotación salvaje. Lo dicen todos los expertos. Son vitales para nuestra subsistencia, forman parte de nuestro sostén, conforman nuestro espíritu.
En relación a esta vitalidad, tan precisa como inevitable, la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, inmortalizaba un hecho reciente. Alrededor de un millón de personas en un condado Chino, se benefician de la capacidad de los bosques de álamo para rehabilitar llanuras y promover de esta forma actividades agrícolas. Desde luego, estas especies de árboles prendidos a la luz y de temperamento robusto, están predestinados como protectores. No en vano, el cultivo de álamos se ha popularizado en las plantaciones agroforestales y a pequeña escala en otras regiones de China.
"Planta la montaña yerma con árboles, convierte al desierto que avanza en oasis" son frases con rima utilizadas por los defensores chinos del medioambiente en referencia a la Gran Muralla Verde de bosques de álamo y sauce, plantados para frenar la erosión del suelo y reducir la intensidad de las tormentas de arena.