¿Seguir al gran flautista de Hamelin?

En el año de 1917, un gran país Rusia se convirtió en escenario de un vasto experimento socialista El comunismo derribó al antiguo régimen, acabando por igual con el zarismo y con el capitalismo. Pero la revolución no implantó la igualdad económica ni la justicia social.

Los socialistas que creían sinceramente en los beneficios de una sociedad colectivista, estaban convencidos de que, una vez que la propiedad de la tierra y de los medios de producción fuera traspasada de los individuos al Estado, se lograría la igualdad social y se fundaría una nueva sociedad, próspera y feliz.

Con todo, pocos años después de la revolución, bien claro era ya que una absoluta igualdad económica y social es incompatible con la misma naturaleza humana. La iniciativa privada resulta indispensable para el progreso y cierta medida de propiedad es corolario inevitable de la libertad del hombre, se hicieron entonces una serie de reformas que llevaron a una graduación de la riqueza y del poder, tan pronunciada como en cualquier país capitalista.

Nada se quita al mérito de las conquistas realizadas por los rusos, con decir que casi ninguna de las ideas sociales de Marx y de Lenin se han llevado a la práctica en ningún país que ha pretendido instaurar el socialismo, sienten temor constante de una agresión extranjera. El empeño primordial de estos pueblos o naciones es el de fortalecer el poderío del Estado centralizado, la supervivencia a cualquier costo es doctrina dominante del régimen de Stalin, no pasará mucho tiempo antes que el internacionalismo original de la filosofía comunista se esfume, esto para ceder el campo al comunismo nacional.

Desde la victoria, después de la creación del primer Estado comunista, basado en los principios de Marx y Lenin, la Unión Soviética se ha convertido en la mayor nación Estado del mundo, con una burocracia omnipotente, el mayor ejército permanente de la tierra, una fuerza de policía sin igual, que controla las actividades de todos los ciudadanos y una nueva jerarquía social en la cual gozan de privilegios excepcionales los que ocupan las posiciones dominantes, el pueblo soviético podrá decir que es injusto culpar al régimen comunista por haberse convertido en un Estado fuerte y centralista, que ello era necesario porque la Unión Soviética estaba rodeada de estados capitalistas cuya hostilidad la obligó a seguir una política de defensa nacional.

Los campeones del capitalismo y el socialismo tienen que comprender que están riñendo dentro de un vehículo herméticamente cerrado, la pugna por obtener un asiento mejor, un poquito más de comodidad, no tiene sentido, ya que ambos van inexorablemente hacia el mismo lugar de destino, el vehículo es el nacionalismo y el lugar de destino es el totalitarismo.

El curso irresistible de los acontecimientos de las últimas décadas ha llevado a todos los países industrializados, tanto capitalistas como comunistas, hacia la nación Estado omnipotente, en algunos países donde fue mayor la presión se repudiaron abiertamente los principios democráticos y se implantó un nuevo credo, el fascismo, en el cual se proclama que el Estado es la más alta y la última meta de la sociedad humana.

En Bolivia es una reacción contra las tendencias de los últimos tiempos y los hombres están confundidos y desilusionados, por la inseguridad, por la bancarrota del individualismo democrático en una era de conflicto entre naciones estados, para inducir a renunciar la individualidad y aceptar una subordinación completa al Estado. Para los que están de turno todo está en el Estado, nada humano o espiritual, ni mucho menos cualquier cosa de valor, existe fuera del Estado. En este sentido es completamente totalitario (fascismo), el Estado, en efecto, como voluntad ética universal es el creador del derecho. Creo que todos podemos observar con toda nitidez que los actuales gobernantes no tienen una concepción económica, sino, esencialmente una doctrina política social, su única finalidad es la completa reglamentación de la vida individual, la reducción del individuo a la esclavitud.

Los ciudadanos intelectuales que tratan de resolver si el peligro está en el Comunismo o el fascismo, sueñan con una libertad de decisión que no posee. No hay alternativa, nos estamos encaminando en derechura al fascismo y en gran parte, ya hemos llegado allí aún en el supuesto de que esta revolución socialista triunfará con eso no se modificaría nuestra marcha hacia el totalitarismo. Los países socialistas, si hubiera más de uno, se agregarían pronto a la muchedumbre conducida por el irresistible flautista de Hamelin.

Ni el capitalismo individualista ni el socialismo colectivista pueden funcionar dentro de la estructura del Estado nación, ambos están creando el fascismo bajo ciertas condiciones específicas activadas por el nacionalismo. Poco importa cuál camino escojamos: si es nacional llevará al fascismo.

(*) Abogado