Fuego incontrolable devora los bosques

Como no había sucedido anteriormente, por la persistencia del fuego durante muchos días y lo peor por el daño causado en miles de hectáreas de la Chiquitanía, el problema presente se ha convertido en un verdadero drama que conmueve a la colectividad boliviana en su conjunto y pone en serios aprietos a las autoridades que pese a muchos esfuerzos no han logrado dominar los incendios que se reavivan por la fuerte corriente de vientos y los pocos elementos técnicos que se utilizan sin resultados satisfactorios.

Hay situaciones de alto riesgo para centenares de bolivianos que han sido nominados en algunas organizaciones de servicio, el caso de las unidades de bomberos y policías, también elemento voluntario que presta su cooperación y la actitud valiente de los pobladores de la zona afectada, en pos de salvar de más daño la extensa superficie en la que el bosque se ha convertido en ceniza y donde resulta difícil y peligroso respirar el aire contaminado.

Es realmente una tragedia que comienza en un sitio altamente vulnerable y de cuyos riesgos no fueron advertidos migrantes campesinos que de "manera natural" comenzaban a preparar la tierra para convertirla en áreas de sembradíos y esperar cosechas que sean parte de una actividad agrícola benefactora y en expansión. El detalle es que los asentamientos humanos no fueron debidamente planificados y estructuralmente preparados, con un asesoramiento mínimamente previsor, sabiendo que los "chaqueos" son parte previa para el buen uso de la tierra, que en este caso resultó letal al no tomarse previsiones que conocen los lugareños, pero las ignoraban los "extraños ocupantes" que provienen de tierras altas y costumbres diferentes.

El hecho es que comenzó un incendio, que aparentemente podía ser controlado, por lo menos ese era criterio de algunos comunarios e incluso autoridades, sin embargo por ese movimiento de clima, producto del cambio climático, un incendio se propagó imparable y ya son varios días sin poder controlarlo, habiéndose calculado el daño en aproximadamente 800 hectáreas afectando bosques del Beni y Santa Cruz, territorio considerado como el bosque tropical más grande del mundo y el pulmón del planeta, cuando además se cuenta con otra porción de bosques en territorio de Brasil.

Por los datos provenientes de la zona del desastre, los daños son incalculables, miles de especies de flora y fauna han sido víctimas del fuego, otro tanto está en peligro, mientras las cenizas contaminan el agua y el aire y se hace muy difícil la tarea de los ya cansados funcionarios que por varios días permanecen en su lucha contra el fuego. El uso del SuperTanker, un gigante avión que transporta miles de litros de agua para esparcirla sobre la zona en llamas ha disminuido en algo la intensidad del fuego pero el viento reinante juega una mala pasada a quienes lo combaten y lamentablemente se han reavivado otros puntos de fuego que resulta complicado combatirlos por los problemas de acceso al sector cubierto de ceniza candente y trabas naturales de la propia naturaleza.

Por la gravedad del asunto, el Gobierno ha declarado la emergencia en la zona oriental y puesto en actividad un "gabinete de emergencia ambiental" conformado por los ministros de la presidencia, de defensa, de desarrollo rural, de gobierno, salud y el de medio ambiente, para coordinar las tareas de urgencia que puedan combatir y detener el fuego en la Amazonía nacional. El gobernador cruceño por su parte declaró emergencia departamental en su territorio y todas las actividades están centradas en la tarea de combatir el fuego y salvar una parte de la Chiquitanía.

Hay urgente necesidad de disponer un programa nacional, para conjurar la situación y la cooperación necesaria para los afectados y los combatientes del incendio.

Fuente: LA PATRIA