El pasado, tu mejor arma

La historia del Periodo Neoliberal en Bolivia ha marcado una época en la cual se ha forjado una manera de pensar en los bolivianos y las bolivianas. Los acontecimientos suscitados durante el gobierno de Gonzalo Sánchez de Lozada y las posteriores renuncias de Carlos Mesa a la presidencia, han implantado en la mente de los bolivianos esa idea de rescatar la dignidad nacional y de no depender económicamente de otros países.

Con esa idea inculcada, y los sucesos que quedaron como una herida para los bolivianos, en el 2006 llega a la presidencia Evo Morales Ayma, representando al partido del MAS y nacionaliza las empresas del país. Este acto lo hace percibirse como aquel que recuperó la honra nacional y el único que puede mantener estable al país. Este hito, al presidente no se le olvida mencionarlo en cada uno de sus discursos, manteniendo viva y latente aquella herida. Por eso, la oposición ha tenido problemas en hacerle frente al oficialismo, porque esa herida no se ha cerrado, sigue a flote y es la principal arma que tiene el gobierno para seguir teniendo el apoyo de la gente.

En las campañas electorales realizadas por la oposición, con miras a las elecciones presidenciales del 20 de octubre, pareciera que se les hace difícil mencionar propuestas que sean diferentes a las que maneja el MAS, porque al tratar de proponer algunos cambios radicales que impliquen, por ejemplo, volver a privatizar empresas o contar con presencia extranjera para resolver problemas como el narcotráfico, los votantes lo pueden interpretar como volver al pasado, a ese pasado oscuro que el MAS ha sabido utilizar de buena manera para mantener el apoyo de sectores populares y de los movimientos sociales. Por eso proponer tales propuestas sería jugar con fuego, y los votantes son los que pueden a quemar a los candidatos.

Carlos Mesa va segundo en las encuestas y, casualmente, sus propuestas son parecidas a las de Evo, dando muchas de ellas cierta continuidad al proyecto del oficialismo. Por eso, quizás, junto a su formación intelectual, ha tenido buena aceptación de la gente a pesar de haber renunciado en ocasiones anteriores a la presidencia. Por otra parte, vemos a un Oscar Ortiz más abajo en las encuestas, situándose por debajo de Evo y Mesa, diferenciándose algunas de sus propuestas del oficialismo, pero en otras también dando continuidad a algunos de los proyectos de éste, como el SUS (Sistema �nico de Salud). Esto puede ser porque sus propuestas son más liberales, percibiendo los votantes el carácter empresarial de Oscar Ortiz y asumiendo que puede beneficiar más al sector privado, ideas contrarias a la mentalidad que la historia y el gobierno han implantado a la gente de los sectores populares y movimientos sociales, voto mayoritario del MAS.

Mucho más abajo en las encuestas se sitúan Víctor Hugo Cárdenas (UCS), Félix Patzi (MTS) y Virginio Lema (MNR) que, casualmente, sus propuestas son incluso más radicales, alejándose mucho del proyecto del MAS.

Es decir, mientras más se alejen las propuestas del proyecto oficialista, reciben menos aceptación de la gente, y cuanto más se acercan reciben mayor aprobación popular. No necesariamente porque las propuestas que difieren del MAS sean malas, sino porque hay una mentalidad por detrás que no permiten que dichas propuestas sean aceptables.

No quiero decir que el proyecto del MAS sea el único viable, pero se han esforzado por hacer pensar a la población de que así es. Los partidos de oposición no han podido salir del embrollo que el oficialismo ha ido tejiendo desde hace más de una década y han tenido que someter una gran parte de sus propuestas a las del gobierno, para poder tener similar aceptación, porque no han sido capaces, después de trece años, de cambiar la mentalidad de las personas, ni de cerrar la herida que el MAS ha mantenido viva hasta ahora.

La esperanza para la oposición y a la cual deben poner el mayor empeño posible en su campaña, son ese gran porcentaje de indecisos, que se concentre en los jóvenes y nuevos votantes. Nuevos votantes que no han vivido la época neoliberal y que difícilmente un discurso oficialista los pueda convencer y, por tanto, en ese electorado se tienen que centrar los partidos de oposición para poder tener buenos resultados en las elecciones.