Autorizaron quemas y desmontes

El grave problema de los incendios en el territorio oriental, ha sido en los últimos días la mayor preocupación de autoridades departamentales en Santa Cruz y de las nacionales en ciertos niveles ministeriales. El asunto es que después del desastre, que todavía no ha sido conjurado completamente, surgen cuestionamientos en función a ciertas disposiciones oficiales emergentes de la alta cúpula departamental.

Una denuncia preliminar en este serio problema de los incendios correspondió al reclamo de agricultores orientales de la zona en conflicto, los que atribuyeron el hecho a "ciertos" elementos que migraron del occidente para posesionarse en tierras orientales, en una operación que fue motivada con "fines sociales" por el Gobierno, para favorecer a un sector campesino sin tierra en su hábitat en la zona altiplánica.

Pero el asunto va más allá, cuando se confirma que un mes antes del desastre de la Chiquitanía, agricultores migrantes dieron paso a quemas y desmontes en las áreas que les fueron asignadas, lamentablemente sin medir consecuencia y menos tomando las previsiones del caso para evitar que ese proceso de "quemas" se convierta en incendios.

Lástima que un Decreto Supremo, promulgado el 9 de julio del año presente, autorizaba las "quema y desmontes" en la zona chiquitana, que se convirtieron en peligrosos y destructivos incendios forestales que ya sobrepasaron unas 500 mil hectáreas de bosques y pastizales, afectando a más de doce comunidades del entorno que se encontraban en pasadas horas en serio riesgo de ser arrasadas por el incendio incontrolable.

Este grave e "imprevisto problema" como han calificado algunas autoridades de gobierno, no tomaron en cuenta que junto al D.S. 3973, era necesario dictar instrucciones preventivas para "socializarlas" entre los campesinos migrantes, los que más bien resultaron alentados por el Primer Mandatario que públicamente sostuvo que "si las pequeñas familias no chaquean, no tienen para comer". El DS, más la posición del Mandatario se convirtieron en una medida aparentemente natural para preparar terrenos de sembradío que debían servir para producción agrícola y que ahora sólo son parte de muchas hectáreas de bosques y pastizales que se convirtieron en cenizas y tardarán mucho tiempo en recuperar su condición de terrenos fértiles para la producción.

La medida de quema y chaqueo propiamente autorizada oficialmente, llevó a los agricultores migrantes a proceder con "chaqueos", lamentablemente y por inexperiencia desconociendo las condiciones de clima y terreno en la región, lo que dio paso a los incendios que avanzaron inexorables, ante la tardía sorpresa de campesinos que no fueron alertados y preparados para encarar contingencias muy diferentes a las que se producen en otros territorios del país.

El hecho esta dado, el desastre es patético, la causa tiene visos oficiales y los perjuicios, no sólo a los agricultores migrantes, sino a toda la población de las comunidades naturales de la región, ameritará un programa de contingencia que permita la sobrevivencia de tipo extraordinario, tomando en cuenta que deberán ser forzadas las condiciones de ayuda para los naturales de la zona y en especial para los recientemente asentados, de los cuales se dijo, muchos han resuelto retornar a sus tierras de origen, aunque el daño ya está hecho en la vecindad de su asentamiento.

Lo importante es que de inmediato se dispongan medidas de emergencia para conjurar definitivamente el problema del monstruoso incendio, situación para la que nuestro Gobierno debe acudir a la ayuda externa especializada, se trata de una emergencia que no puede tener limitaciones políticas. Se metió la pata, hay que sacarla de inmediato.

Fuente: LA PATRIA